Tres poemas de Sol Iametti (Argentina, 1986)

Hope Gangloff
Hope Gangloff

 

La cueva

La cueva,
el capullo,
el hogar que brota dentro.

Cargaré mi hogar,
lo llevaré en mis espaldas.
Juntaré todos los miedos,
la censura,
y mis cartas a los muertos.

Sembraré un poema
por cada tramo de la ruta.
Me volveré kilómetro.
Será como decirte:
¿Cuánta distancia hay
de los hechos a la fantasía?
o, ¿Cuántas caricias transigentes
desde la adolescencia hasta los 28 años?
Tu mano entre mis piernas,
o tu mano en mi cintura,
o tus dedos en mis labios.
Esto también es…
la cueva,
el capullo,
el hogar.

Voy a dejar que el agua corra,
y por cada vez que me toques
devendrá un temporal.
Voy a dejar que el año me atraviese,
voy a dejarme caer
para llover:
sobre todas las ciudades,
sobre todas las parcelas,
sobre el eterno resplandor
de una mente sin recuerdos.

Mi mano en las cenizas,
o mi mano en un cuerpo sin vida,
o mis dedos en mis labios.
Esto también es…
la cueva,
el capullo,
el hogar…

Será como decirte:
La cavidad que me hace mujer,
o, el lugar donde la bestia que impulsa el movimiento.
Aceptar mi naturaleza:
La cueva se ha convertido en mi propia bendición.

 

=

 

Vengo

El árbol ha ejercido una condena.
Ya
No
Más.

Daré vuelta la página para escribir mi propia historia.
La gitana y la perra vagabunda comulgan en una misma dirección:
Mía.

Te diré un secreto para no enfermar:
Por momentos se me olvida cómo era el rostro de mi madre.

El árbol.

Levantarme las raíces.
Levantarme el vestido.
Levitar de los prejuicios.
He oído el susurro ancestral
Y libero un secreto para no contaminarme:
Siento tristeza por la historia de mi abuela.
Siento tristeza por la historia de mi abuelo.
Siento tristeza por la sequía de amor.

Y aun así me abro
Y en la cima del árbol,
de un tiempo a esta parte,
Libero mi aullido
Y agradezco la vida.

Gratitud,
Había olvidado cuánto me gusta esta palabra,
Había olvidado mirar el ocaso,
Había olvidado escuchar el rumor

Del viento
Del latido
Del sol cuando se esconde o se levanta el vestido.

“Nadie me comprende,
sólo el bosque y el río.”
Escribe Papusza,
Que significa muñeca,
Que significa coraje,
Que significa poesía.
Soy el momento que elijo ser
En este momento.
Confieso un secreto,
Y me abro,
Y en la cima del árbol
Me animo a gestar mi verdad:

Escribo la sangre
Escribo las ramas de ancestros y los bosques en llamas a las tres de la mañana.
Escribo el deseo de amor
Vengo.

 

=

 

La supervivencia del poema tras el lento proceso atribuido a la ceguera

Para Borges.
Para Aylan.

El poema sucede
El poema es el cuerpo
El poema es el mar
El poema es el cuerpo que sucede en el mar
Dulce niño,
enséñame la arena
enséñame el crepúsculo
enséñame el abrazo de la muerte
El poema sucede.
La voz del poeta
La voz de los mapas
La voz del ocaso temprano
La voz del ocaso temprano de un cuerpo en el mar
Dulce niño,
dame tu mano y déjame mostrarte la luz
dame tu mano y deja que te abrace
dame tu mano y siente el calor de mi sangre:
no-estás-solo.

El poema sucede en la voz del poeta
El poema sucede en el cuerpo en la arena
El poema sucede en los márgenes del mapa
El poema sucede en el ocaso temprano del cuerpo en el mar
Dulce niño,
enséñame la muerte, despabílame
yo, por mi parte, te haré eterno
en mi voz
en el poema que sucede en el refugio,
este pequeño espacio
que hemos creado entre los dos.

=

Sol Iametti (n. 1986). Autora de “La Hija del Cambio”, el diario de un viaje hecho poesía. Escritora y fundadora del blog theindietrendy.com, vigente desde el 2007. Colaboradora en Infobae.com (ARG) a través de su blog “Todas mis palabras”. Enamorada de París en los días de lluvia, Gaudí y la música para viajar. Geomántica que responde al movimiento. Mujer que ama, mujer que corre, mujer que siente.

3 thoughts on “Tres poemas de Sol Iametti (Argentina, 1986)

  1. quiero decirte que me han encantado tus poemas, todos hemos visto el resplandor de la mente sin recuerdos (la peli de jm carey) pero hasta ahora al ver tus versos la comprendo …muchas gracias¡¡¡

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