[#31] Siete poemas de Raquel Abend van Dalen (Caracas, 1989) ~

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Raquel Abend van Dalen | Retrato de Violette Bule

Raquel Abend van Dalen (Caracas, 1989) es autora de los poemarios: Una trinitaria encendida (Sudaquia Editores, NY, 2018), Sobre las fábricas (Sudaquia Editores, NY, 2014) y Lengua Mundana (Común Presencia Editores, Bogotá, 2012); de las novelas Cuarto azul (Kalathos Ediciones, Madrid, 2017) y Andor (Bid&Co.Editor, Caracas, 2013; SubUrbano Ediciones, Miami, 2017); y coautora de Los días pasan y las formas regresan (Bid&Co. Editor, Caracas, 2013). Editó la antología La cajita cabrona (Editorial Cráter, Caracas, 2016). Realizó su maestría en Escritura Creativa en Español en la Universidad de Nueva York (NYU), 2014. En 2016 fue escritora residente en el programa para artistas en Camac Centre D’art, Francia. Iniciará el PhD Interdisciplinario en Escritura Creativa en Español e Historia del Arte en la Universidad de Houston.

~

De Lengua mundana (2012)

De qué sirve tener cuerpo

si no sé sostener sus órganos
ni los de mi amado

si la sangre es lo único que sabe moverse
y me encamina en sus ondas desproporcionadas

de qué sirve encerrar el alma que no se sabe
que es parásito absurdo y crueldad compartida

si sus bestias no saben aguardar la leche
ni honrar los refugios del excremento

si el final no nació para ser capturado
y la verdad permanece como una frontera tribal

si los días sólo son ceremonias
que no sostienen secretos ni palabras de tropiezo

de qué sirve
contener a una mujer absolutamente solitaria

si sus ruidos hacen eco hasta en los ranchos
y sus deberes resuenan como manchas en paredes ajenas

si las enfermedades carecen de vastedad 
y sus sábanas se fermentan en los gritos del sexo

si la espuma es un sudor negro
que se coagula en el costado de la boca

de qué sirve tener cuerpo.

Raza

Nos hicieron
alfombras
para ser perforadas y penetradas
nos tejieron
como a unas mendigas
sin modales ni destrezas
para ser envoltura
textura ilícita
rasguñar espaldas y barrigas descalzas
nos crearon para servir
sin ver al que nos martilla
que nos utiliza
como cuerpo raso
sumiso
muerto.

De Hotel de santos (2015)

y, pues, sobrevivimos porque fuimos
paridos a imagen y semenjanza
de una desaparición que muy

pocos entienden
no hay afinidad con el pasado
ni la trasgresión de un futuro inhóspito
comemos la hostia arrancada de su carne
sin sal o pimienta o hierbas italianas
la santidad es inodora

las niñas católicas están confundidas
sentadas en los bancos de la entrada
son las doce pe eme y sus madres están en camino
se arremangan las faldas para lucir sus muslos
Y bajan las medias a los tobillos

las canillas tienen la misma importancia
quizás prioridad a los ojos de uno o dos
y ellas ven el cielo incendiado su aridez
y piensan en las profundidades de la tierra
ocultas por la frialdad del agua

los dibujos de sus biblias escolares no usan
el rojo para el cielo y el azul para el infierno
por eso buscan sus prismacolor calcan
las nubes siempre inflamadas en la puerta de salida
alguien acabó con el rojo

De Sardinas eléctricas (2017)

Dejo de temer a las serpientes cuando creo que son
femeninas y no masculinas, todos mis hombres tienen
gestos y rasgos afeminados, a veces ocultaba las
bolsas de carne y esperma entre mis manos para comer
ese espacio vacío que yo también tengo, ves, y recuerdo
no poder ver a mujeres amando a otras
mujeres, ves, lo veía contagioso, mi amor por ellos
siempre ha sido casto, qué me dices
del terrible olor salado del semen y su
babosa textura diluyéndose agonizante en la boca,
la sumisión agresiva de arrodillarme frente a los
órganos menos estéticos del cuerpo humano, denigrante
esa violencia amorosa, imposible de tragar,
nauseabunda y elástica, cómo dolía que entraran,
cómo infectaba cómo sangraba cómo picaba cómo lloraba.

Supongo que toma un tiempo

acostumbrarse

a que el hombre con quien ibas a pasar tu vida
no te quiera hablar

que ahora sus libros no llevarán
tu nombre

que lo que cocine
no será para que comas

que ya no eres nadie
para su hija

que cada uno de nosotros duerme con
una mujer distinta.

Hombres, escúchenme,
yo solo quiero a mi papá

No me interesan
sus huevos partiéndose
entre mis muslos
sus pelos
la clara
frotándose en mis tetas.

No quiero que me sostengan
entre sus brazos
después de hacerme el amor

ni que me den una protección
no correspondida.

No quiero que me alimenten
si eso implica
que también debo alimentarlos.

Por algún tiempo solo te vería bajo los colores
del whisky, del vodka, de la cerveza, del vino
tinto, NOS VEN, del tequila, de la marihuana, de los Marlboro
rojos –light, si no había remedio–, habríamos
de escondernos NOS VEN en las esquinas de cualquier bar,
en los baños de los restaurantes, en el asiento trasero
de tu camioneta NOS VEN, conocería los parques de Manhattan,
Brooklyn y Queens, sus puentes y malos fotógrafos
y malos dibujos turísticos y malas políticas sobre
el alcohol, una vegetación NOS VEN en slow motion justo,
bajo nuestras narices, las barbillas enterradas en
el asfalto, y entonces recordaría que nos ven,
dos mujeres besándose y tocándose, nos ven.

~

Los poemas aquí publicados pertenecen al libro
Una trinitaria encendida (Sudaquia Editores, 2018),
obra que reune tres de sus poemarios.
ISBN: 10 1944407367

Comprar Una trinitaria encendida
en Amazon: http://ow.ly/uQT230kw26k 

LibroRaquel

One thought on “[#31] Siete poemas de Raquel Abend van Dalen (Caracas, 1989) ~

  1. Los poemas de Raquel Abeden Van Dalen son impactantes por la crudeza que muestran. Reflejan los sentimientos de rebeldía, no aceptación de la relacion sexual entre mujers y hombres, con una terrible falta de comprensión hacia la mujer y su sentir. Yo tambien escribo poemas, no publicados, entiendo el sentir de esta poetisa, pero sin tanta crudeza.
    Zaira

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