José Gabriel Rodríguez (Venezuela, 1994). Escritor, ilustrador y artista plástico venezolano. Cursa su bachillerato en Caracas y estudia Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa, abandonando la misma a mitad. Es finalista en el 1er Concurso Physis para Jóvenes Poetas, finalista en el 4to Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, publicado en la tercera edición de la revista digital Los enjambres, becado por La Poeteca en su primer Taller de Reflexión y Creación Poética además de participar en la muestra poética venezolana Palabras que gotean: poesía contemporánea venezolana.
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Joseph Conrad
Si mi sombra tuviera una sombra,
y la sombra de mi sombra tuviera otra,
le preguntaría a esta última
cómo van las cosas
bajo el árbol.
Hay un eclipse en mi plexo solar.
Dante sólo hizo introspección.
Hay sanguijuelas besando mi espíritu.
Caen gordas como tomates.
¿Quién soy?
Es la pregunta primigenia.
¿Para qué soy?
Es el temblor irresoluto.
No hay bordes ni esquinas en la oscuridad,
nada a lo que asirse.
Un mar de arena negra y estática
que se desliza al centro de la misma,
al embudo.
Hay una escolopendra abrazando mis vertebras.
Para llegar al corazón
Conrad tuvo antes que aprender anatomía.
Hay un murciélago colgando junto a mi úvula.
Con ojos rojos practica boxeo.
Homo homini lupus,
caen gordas como tomates.
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Haydee
A mi abuela
Catarata del Niágara,
no puedes ya ensartar la aguja.
Artritis paleolítica,
se esclarece el velo en tu retina.
Moneda de chocolate,
tu taza es una alcancía.
Intravenosa de café,
te niegas a usar bastón.
¿Cuánto hilo para
cosernos a esta casa?
Y ser el prendedor
con forma de elefante
que conservas.
Cronómetro de novelas,
hay garras en tu cicatriz.
Pantera jubilada,
hay anécdotas en tu espejo.
Vitrina de hoyuelos,
reina entre las reinas
de Aeropostal.
No nació Luis Aquiles,
pero heredé su talón.
¿Cuánto techo ha de caerse mañana?
Nuestro hogar
es el café
de hoy.
Niña de ojos grandes,
se te arrugaron los párpados.
Tacones Luis 15
te niegas a usar bastón.
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Las reglas
La felicidad puede ser tan sólo un puntito marrón.
A veces,
casi negro.
Puedes memorizarlo,
es sólo un punto.
Puedes taparlo con un dedo,
es sólo un punto.
Puedes intuirlo,
es sólo un punto.
Pero no puedes moverlo
y esas son las reglas.
Las del puntito marrón casi negro.
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Yuki-onna
Nívea,
eso eres.
Pero esa sola palabra no es tan precisa como parece.
Tendría que mencionar tus párpados,
la gruesa capa de nieve que cubre tus ojos,
o los dedos de tus pies,
que jugarían primero si caminaras sobre un tablero de ajedrez.
Tendría que describir con detalle
a los zorros árticos en los que se convierten tus manos
cuando se posan sobre tus muslos,
o explicar que si deslizara mi lengua por tu vientre,
tu vientre sería un poste congelado y yo el niño que pierde la lengua.
Tendría que admitir que la lluvia te deshace
y tus lágrimas endulzan el café,
que escribo sobre esta hoja esperando hacerte cosquillas.
Desnudo,
así me siento.
Pero esa sola palabra no es tan precisa como parece.
Me abrazas y tus brazos son un iglú,
me besas y dejo de temblar.
⁂
Luz de bengala
Incienso de luz.
Supernova del instante.
Chupeta dorada.
¿Cuánto dura tu protesta?
Faro atemporal.
Luciérnaga averiada.
Bombilla sin cristal.
¿Eres tigre que gotea?
Flor cegadora.
Destello que salpica.
Relámpago contenido.
¿Sabes ya lo que eres?
Incienso de luz
hasta la última chispa.
