Las diosas de Eleusis, por Karina Avila Salazar (Venezuela, 1994)

Karina Avila Salazar (Valencia, 1994). Realizó estudios de comunicación social, así como diferentes formaciones en poesía, psicología analítica, literatura y escritura creativa. Actualmente se encuentra cursando la licenciatura de psicología y la certificación de interprete de patrones arquetipales.

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A partir del Siglo XX, con la interrupción del psicoanálisis en el pensamiento occidental, la mitología paso de ser la explicación fantástica de los fenómenos de la naturaleza a ser considerado como una herramienta rica en lenguaje simbólico para estudiar los mecanismos dinámicos de la psique.

La llegada de las teorías desarrolladas por Sigmund Freud y Carl Gustav Jung contribuyó a una nueva manera de estudiar mitología. Tanto el campo de la literatura universal como el de la psicología se dieron la mano en un dialogo amistoso que nutrió las investigaciones de Karl Kerenyi y Joseph Campbell como mitólogos al igual que Erich Neumann y Jean Shinoda Bolen como psicoanalistas, por nombrar algunos. Ambos grupos desarrollaron una obra donde estas dos líneas de investigación tienen una retroalimentación constante.

De esta manera nace una nueva definición de mito dada por Joseph Campbell como la entrada secreta por la cual las inagotables energías del cosmos se vierten en las manifestaciones humanas. (Campbell 1949:11)

 ¿Qué son los Misterios Eleusinos?

La primera aparición de los misterios eleusinos en la literatura universal es en el Canto a Deméter, que pertenece a una colección de 32 a 34 himnos épicos griegos que se le atribuyen a Homero. Narra la historia de la diosa Deméter y el rapto de su hija Koré por su hermano Hades. Mientras Deméter deja a los mortales sin cultivo y alimento debido a su cólera, Koré es nombrada Diosa del inframundo y se convierte en Perséfone, esposa de su secuestrador. Deméter recuperó a su hija bajo la condición de que Perséfone debía pasar una temporada del año junto a su esposo y su reino. En toda esta travesía, la diosa Hécate fungió como guía tanto para Deméter y Perséfone, brindándoles herramientas para sobrellevar la separación. Con su encuentro, los mortales son bendecidos con la regeneración de la vegetación. De esta manera se instauran los misterios eleusinos que celebran esta reunión anualmente.

Este mito ha sido utilizado a lo largo del tiempo como la explicación de las estaciones del año, pues durante los meses de primavera y verano Deméter y Perséfone se encuentran reunidas y durante el otoño y el invierno Deméter castiga a los mortales con la desforestación de la tierra por la ausencia de su hija. Sin embargo, con respecto a los ritos de iniciación, su estudio ha cautivado a muchos investigadores por el carácter hermético de las ceremonias.

Dichas ceremonias eran celebradas en Eleusis, localidad cercana a Atenas y son los ritos de iniciación más importantes de la antigua Grecia. Campbell define estos ritos como “ejercicios de separación formales y usualmente severos donde la mente corta en forma radical con las actitudes y normas de vida del estado que se ha dejado atrás.” (Campbell, 1949: 16) Por lo general, los ritos de iniciación en los ámbitos religiosos de las civilizaciones antiguas tenían como propósito liberar al hombre del miedo a la muerte e integrar la filosofía de que algo debe morir para que algo nuevo pueda surgir.

Este esquema bien podría ser comparado con la unidad nuclear del monomito de Joseph Campbell: separación – iniciación – retorno. No obstante, el estudio de lo femenino en relación a las diosas protagonistas del mito enriquece todas sus interpretaciones.

Un arquetipo es una respuesta predispuesta de la psique. El término moderno fue desarrollado por Carl Gustav Jung en su teoría del inconsciente colectivo, que es la parte inconsciente que no es individual sino universal, sin embargo se conoce que los mismos griegos y otras sociedades de la antigüedad empleaban el término arquetipo. Para Jean Shinoda Bolen, la combinación del mito y del comentario psicológico es una poderosa herramienta de autoconocimiento. Los arquetipos resuenan en la psique como elementos de la experiencia humana compartida.

A lo largo del Canto a Deméter, los personajes femeninos más importantes son tres: Perséfone, Deméter y Hécate. “En este mito la diosa tripartita de la Grecia clásica prepatriarcal aparece bajo la forma de tres diosas separadas y menores: Perséfone, la doncella Deméter, la madre, y Hécate, la anciana.” (Shinoda Bolen, 2001: 20).

En el ensayo “Un acercamiento psicológico al dogma de la trinidad” el psiquiatra Carl Gustav Jung afirma que las triadas de dioses que aparecen en un nivel primitivo en las religiones antiguas son un arquetipo. “La idea de una correlación de los tres mundos -un mundo virginal, otro maternal y un tercero lunar- pervive en el trasfondo de la tríada divina del himno homérico.” (Kerényi, 2004: 139)

Diosa preolímpica de la adivinación y la luna, Hécate tiene un aspecto físico de tres cabezas con distinguidas coronas de astas. Su primera aparición en la mitología griega es en la Teogonía de Hesíodo. Es descrita como un titan que colaboró por la causa de Zeus. Luego de que se repartieran los reinos del cielo, el mar, la tierra y el inframundo, Hécate podía transitar por todos los reinos y esto “se interpretaba como una habilidad de clarividencia psíquica.” (Shinoda Bolen, 2001: 68)

De esta manera, se le conocía como una divinidad que iba por los caminos de la antigua Grecia con antorchas y perros. Se decía que los personajes más misteriosos y monstruosos de la mitología eran sus hijos, entre ellos Circe y Escila.

“Los griegos designaron con el nombre de Hécate a una diosa que en si misma reunía las relaciones con la luna, una naturaleza de Deméter y los rasgos de la Core -no solamente aquellos que recuerdan a Perséfone, sino también los rasgos de Artemis-. La invocaban como hija de Deméter y como hija de Leto.”  (Kerényi, 2004: 139)

En la triple diosa confluyen las energías joviales de la virgen, la capacidad de nutrir a los otros de la madre, el poder de la sabiduría intuitiva de la bruja.  Estos tres rasgos describen las energías psíquicas de la mujer. En el momento del encuentro entre la madre y la hija en los misterios eleusinos, Homero describe a Hécate como la dama que precede y sigue a Perséfone. “Eso sugiere que Perséfone había adquirido una conciencia de regreso al mundo subterráneo.” (Shinoda Bolen, 2001: 70).

Hécate suele relacionarse con los arquetipos de hechicera y bruja debido a su sabiduría intuitiva y energía destructiva. La imagen del perro temible de tres cabezas está profundamente asociado a este personaje mitológico. Bajo la consigna de Diosa de los tres caminos, los viajeros griegos le atribuían la sabia decisión de cual camino tomar en una encrucijada. Ella era capaz de ver pasado, presente y futuro y a través del mundo multidimensional. También se le asocia a las fases lunares donde la luna no proyecta luz, esto le confiere un carácter oscuro e invisible. Como destructora, es capaz de crear caos, matar y hacer sufrir. Además, posee un impulso sexual muy elevado. Hécate es una diosa venerada por la brujería a lo largo de la historia de la humanidad y su culto sigue siendo vigente.

El simbolismo de los misterios eleusinos en esencia es el del ciclo que se repite. Por su contenido altamente ligado a la feminidad, también es asociado con el ciclo menstrual. A modo de correspondencia con la naturaleza, la menstruación sugiere una metamorfosis y es la encargada de pautar el paso de niña a mujer y de mujer a anciana.

Koré es la doncella que es raptada por Hades para sumergirse en la oscuridad. En este periodo interior ocurre su primera relación sexual. Cuando Deméter se encuentra con su hija, ahora llamada Perséfone, se da cuenta que ya no es una niña, que pertenece a las profundidades de su mundo interior. Comparten ahora la condición femenina. la madre acepta su naturaleza cíclica. Solo dentro del inframundo puede recobrar energías, de la misma manera en que nosotros usualmente recobramos energías al encontrarnos en el estado pasivo y casi meditativo de descanso.

La virgen Koré representa la fase preovulatoria, con la energía dinámica que se asocia a la primavera. Deméter simboliza la ovulación, la luna llena y la plenitud del verano. Hécate simboliza la fase premenstrual, luna menguante, y el otoño. Se mantiene la imagen de Hécate, pero ahora invisible y reservada, para describir la fase menstrual, la luna nueva y el invierno. Esta fase representa energías introspectivas, por lo general la fuerza dada al exterior se torna hacia el interior, para gestar un momento de transformación.

En las civilizaciones primitivas, el termino bruja fue acuñado por las mujeres en la menopausia, se decía que “absorbían la sangre de su propia menstruación todos los meses y en consecuencia se adueñaban de la creatividad, la magia y la claridad mental que ese flujo les proporcionaba.” (Gray, 2009:61). La mujer experimentada era sinónimo de una mujer sabia. Las ancianas eran consideradas adivinas o hechiceras.

La celebración más distinguida de otoño es Halloween, la noche de brujas. Está asociada a la fase premenstrual, frecuentemente a la fase más caótica de todas en la vida cotidiana. La fuerza física desciende y esto puede causar irritabilidad. Por lo general, la mujer se induce a un autoanálisis en el que se juzga. La mente es inquieta. Por otro lado, la sexualidad se intensifica, pero de manera agresiva y exigente. La mujer no consiente de estas energías dirigidas hacia adentro puede manifestarse de modo negativo con una tendencia destructiva a nivel físico y mental.

Durante el invierno, la fase menstrual, los senos y el vientre se hinchan, el cuerpo pierde sangre y es necesario descansar. Es una invitación a la quietud y el silencio. El mundo interior y exterior confluyen sin límites, esta sensación es como vivir en dos mundos. La sensibilidad está a flor de piel. El sexo es un amor casi espiritual. Los procesos emocionales y mentales cambian, crean un balance. Es un tiempo de muerte, el final del viejo ciclo y del mes anterior. El cuerpo se autorregula y se prepara para la primavera.

“Las raíces psicológicas del hombre occidental se encuentran, principalmente, en la antigua Grecia, en su panteón de dioses y diosas que sirvieron como modelos para todas las posibilidades psíquicas e imaginables.” (López-Pedraza, 2002: 69) Si le quitamos los elementos fantásticos de la mitología a los dioses griegos, como resultado tenemos a personas comunes con reacciones emocionales muy humanas. Joseph Campbell atribuía los elementos fantásticos a las dinámicas heroicas que realiza la psique.

Perséfone, Deméter y Hécate representan una trinidad con una energía dinámica de roles diversos que sujetan los ciclos de la mujer con los ciclos de la naturaleza. A modo de reflexión, es importante reivindicar el papel de la fase premenstrual y menstrual porque por lo general las mujeres se sienten desagradables con sus cuerpos y por tanto por su actividad psíquica. De igual forma, reclamar el respeto por la sabiduría de las mujeres menopaúsicas. Examinar los mitos y su relación con la feminidad brinda tanto a mujeres como hombres una mayor comprensión del vasto mundo inconsciente de la mujer.  A su vez, los misterios eleusinos nos invitan un dialogo interno sobre de la aceptación de la muerte, como parte del orden natural de la vida. La muerte simbólica de la psique es necesaria para su restitución, en la que surgimos con mayor conocimiento, nuevos valores y más consciencia de nuestros ciclos internos.

Bibliografía

CAMPBELL, Joseph (1980). El héroe de las mil caras. Fondo de Cultura Económica, México.

GRAY, Miranda (2009). Luna Roja. Gaia. España.

JUNG, Carl (1966). Una aproximación psicológica al dogma de la trinidad. Pantheon Books. Inglaterra.

________ y KERÉNYI, Karlory (2004). Introducción a la esencia de la mitología: El mito del niño divino y los misterios eleusinos. Siruela. España.

SHINODA BOLEN, Jean (2003). Las diosas de la mujer madura. Kairós. España.

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