Tres poemas de Guillermo Mondaca Fibla (Chile, 1991)

Guillermo Mondaca Fibla (Coquimbo, 1991). Licenciado en Literatura y estudiante de Pedagogía en Filosofía, en la Universidad de Playa Ancha. Se adjudica la Beca de Creación del Fondo del Libro del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes 2018 con su obra Contacto y contagio. Ha participado del Taller de la Fundación Pablo Neruda en La Sebastiana, y del Taller de Investigación Poética, en Concreto Azul, Valparaíso. Ha publicado la plaquette Ramaje (Editorial Bogavantes, 2021). Su trabajo literario aparece en Maraña, Panorama de poesía chilena joven (Editorial Alquimia, 2019) y en II Reescritura de Valparaíso (Editorial Balmaceda Arte Joven de Valparaíso, 2019).

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Una red de humo quema

en los ojos las imágenes

 

hambre de qué cuerpo más amplio

el sueño se desliza

por la solidez de los objetos

espeso aceite

pronto a transparentar

 

dibujamos el curso bajo el que pasa el río

párpado empedrado nuestro rostro entre medio

palpas y deshace palpas y precipita

 

 

Volveré a mi voz cuando sea

abierto anillo en la línea que persigue

 

la dirección a través de los surcos

me da el salto en la profundidad desenterrada del cielo

 

una hoja gira sumergida en el polvo

rompe en puntos disímiles su peso sin raíz

 

y el agua antes de ser un rostro abierto que se quiebra

una estatua de pájaros entre las manos

 

antes de ser la piel que sella lo visible

toca con su ortiga el tacto

partido de la sed

el sonido sin cara aún yermo

dentro del viento repleta el mensaje

 

composición hundida

de los dientes en la fruta del tiempo

 

lo más próximo

ciego

contra la continuidad

 

pez atravesado contorno

orilla donde la silueta no se alcanza

a sostener por sí misma

decir

su nombre

decir

yo soy

afirmarse entre tallos endebles

 

veo el brillo de una gota entre las ramas

las escondidas vidas que la palpitan

 

 

Espacio en explosión

animal medio muerto por la orilla del río

 

silueta en que la imagen perdura un instante su lejanía

 

sueltas

el párpado que te ves adherido a las palmas de las manos

rompes la arcilla quemas

tus dedos moldeándote ser

uno en las fracciones

ser de tiempo y marcas

ábrete con las manos

el rostro quémate riendo embrión de hielo ser

de sucesión repeticiones calcos germínate

los ojos en su apoyo donde asedia la raíz de lo que no existe

algo que ver y palpar entre nosotros

 

te reconoces

como se reconoce un animal en la muerte de su hermano

te ves desaparecer en lo continuo

 

como la forma

caza lo distante

 

zambullido con los ojos abiertos

roto el sello que roe el relato

desarticulación de la huella que abarca

la palabra nunca rueda cerro abajo

 

sumergida nada a través del oscuro ramaje de colihües

el instante de la propia piel abierta a través del humo

crisálida en cámara rápida y en el centro

vacío en que nos componemos

la búsqueda que somos nos deja ir

 

 

Una juntura parecida

al espiral en la forma de las hojas

reino vegetal húmeda seda

pero desde un punto de vista

todo latía en el mismo hilo

 

tenso             sin cortarse

por más amplia que fuese su deformación

dos tonos incluso más altos

 

la huella que llevo

se deshace en el tronco -el vértice su memoria-

 

ala agitada en fondo plano

 

animal de dos colas

que una y otra tiro en direcciones opuestas

 

precipitas

mientras quemas el apoyo de tu salto

 

Selección de Ramaje (Bogavantes, 2021).

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