Tres poemas de Natalia Bustamante (México, 1994)

Natalia Bustamante (México, 1994). Sus poemas han aparecido en medios digitales e impresos del continente americano. Estudió Historia y sociedad contemporánea en la UACM. Ha publicado ponencias, ensayos y artículos académicos sobre pueblos originarios de México y Latinoamérica. Recientemente publicó su primer poemario Dátiles en Bagdad editado por Editorial Orillas y la Secretaría de Cultura, México, y la reedición de este por la editorial chiapaneca Espejo somos.

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Poema sobre una ceguera

 

Después que el mundo apagara su luz

no pude sentir el revoloteo de las moscas,

pero las abejas seguían rugiendo alrededor del nido

Como una madre respira la agonía de sus hijos

orillados al silencio dulce y antiguo aniquilador del exilio

así nos llevaron hasta la suciedad del

P R O G R E S O

ríos de miseria cruzan la panamericana como una cruz que siempre

crece desde el cielo.

 

 

Guerra fría

a Walter Benjamin

 

Después de ochenta años nos desvanecimos entre los armarios de París

los muros aun tenían pólvora y las hojas eras alfileres

que sostenían la mesa caliente que dejó la guerra.

El Queen’s Lane Coffe House dejó su rastro en cada esquina//

búsqueda del vagabundo víctima del nazismo

la escritura nos condenó peregrinos desde Portbou

a los excelentísimos archivos generales de las naciones cercenadoras,

Una gestapo nos pisaba los hombros como dos árboles cubiertos de

dátiles emblema de ciudades expulsadas por sequía y olvido

y el fuego era hambre// silencio: el mar enfurecido//destruidos seis veces

seguían la huella de nuestro exilio hasta encontrarnos

porque la tortura es la mierda que se sirve

al cantar de los pueblos en un hotel de paso por seis pesetas.

 

 

No era necesario hablarnos de Medio Oriente porque el halito siempre tomaba once en nuestra mesa

 

a)

No crecimos cercados por murallas circulares

ni en medio de jardines que nos contaban

la historia de la humanidad a través del ritmo

Tampoco vimos adolecer desiertos donde los poetas

se encontraban en las esquinas de Babilonia

bebiendo té a las doce y quince.

 

b)

Ahmad Shamlú no creía en la vaciedad

paseaba en las calles de su infancia

por las luces del futuro que lo sostuvieron

hasta la cumbre de su vida.

 

c)

Mis amigos caminaron contracorriente

necesitábamos salvarnos del olvido y la bocanada

oscura de un país que remaba en contra del recuerdo

pero crecimos y la noche se hundió sobre todos los mares

guardaron el polvo del abrazo que dejaron ir

otros, sí llamaron

ya no éramos los mismos.

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