Reseña de «Perú» de Teresa Orbegoso (Lima, 1976) | por Marco Del Mastro

Todo el Perú sumergido por una piedra de papel. La piedra es pequeña y lleva escrita en ella millones de nombres. Uno de esos nombres es el de mi padre: Cesare Augusto Del Mastro Compostella. Italiano de nacimiento, peruano de fallecimiento. Mi padre, al igual que el padre de Teresa, fue uno de los migrantes que dieron su vida para construir lo que es hoy nuestro país. Desde Raimondi, quizás antes, el aporte de Italia al Perú, en campos que van desde lo científico hasta lo culinario, ha permitido valorar el gusto por una vida buena y una buena vida. Existe una frase repetida en Italia y en otros países de América Latina con la que me identifico plenamente. Esa frase habla del valor del Perú. Recuerdo haberla visto escrita en la pared de un bar de un pueblo de la Liguria. Hace poco, mi pareja, que vivió varios años en Buenos Aires, la mencionó para referirse al valor que le daban los porteños a lo que se consigue con mucho esfuerzo. Tanto Argentina como Italia nos devolvían un fragmento del poder que hay en cada peruano y peruana. Leer “Vale un Perú” en países tan distintos al nuestro me inyectó una dosis de peruanidad y me hizo sentir que el Perú estaba increíblemente en todas partes. Pero, como señala Teresa: ¿Bajo qué huaca oculta este país? ¿En qué color de piel su marcha hacia ninguna parte? Isa Watanabe, ilustradora peruana, en su álbum ilustrado “Migrantes” coloca a la muerte como aquella fiel compañera del viaje. Esa muerte fiel en el caso del libro “Perú” de Teresa Orbegoso es su padre. Su patria. Un muerto. Una muerta que lleva sobre sus espaldas. Mientras el Perú muere y muere cada día como una fosa sin fondo. La Italia vera, en cambio, muere y renace. Italia puede renacer porque ha aprendido a amarse a sí misma, reconociéndose en el arte. En el caso nuestro, cuando se produjo la pandemia los peruanos fuimos incapaces de reconocer la precariedad en la que los trabajadores de la cultura vivían. Ellos fueron los últimos en recibir un bono. Mientras la falta de trabajo en el rubro de la cultura provocaba que muchos artistas se suicidaran, perdieran la fe en lo que hacían, tuvieran problemas de salud mental, en síntesis, se empobrecieran. El ministerio de cultura en el colmo de los colmos, pedían a estos artistas que entretuvieran con su conocimiento al resto de peruanos. La falta de un seguro de salud, de gremios empoderados, de trabajo diversificado evidenció cuan débil era el sector. Evidenciaba que la vida de los artistas no le importaba a nadie. En este país ¿quién cuidaba de sus derechos y su dignidad? Hemos dicho que un país puede morir y renacer gracias al conocimiento del amor por el arte. Un amor que Teresa identifica como una palabra que resuena vacía, sin poder entrar en nadie. Cuya fuente de su poder es una herida, la herida de la hija. Cuya fuente de su miseria es la sonrisa de la hija. La herida de Teresa le da el poder para confrontar el propio dolor y el del otro y aprender a ser compasiva. Pero de que está hecho ese dolor, de dónde viene ese sonido de siglos que aún escuchamos. Cuál es esa astilla que sigue clavándose en nuestro pecho como una insistente pregunta que busca una unidad inexistente. O como dice Teresa culturas neblina…. Casi culturas. Las lenguas originarias de nuestro país que aparecen como cantos abriendo las seis partes del poemario nos revelan una riqueza inasible. Cuántas formas de entonar un nuevo himno que las reúna. Cuántas formas de permitirnos sentir y ser. Las piezas sonoras y visuales que decantan de reunir y nombrar a todas nuestras culturas producen una nostalgia profunda. Nostalgia de un Perú, que invite como sueña Vallejo, a todas, en su bella diversidad, a sentarse como iguales en una misma mesa. Hay una guerra, reconoce Teresa, que se libra en este país hace siglos. Una guerra invisible que nos hace sembrar millones de papas, cocinar y comer. Algo explota a veces o se quema. Salimos a ver y lloramos, pero una extraña calma nos envuelve y nos impide ver a los heridos. Las armas no son nuestras y tienen múltiples formas. Quizá sea necesario combatir esta guerra con los colores del vuelo lento de un flamenco para la niña sola, la niña poeta que es capaz de saludar y abrazar al peruano universal.

Por Marco Del Mastro

Teresa Orbegoso (Lima-Perú, 1976). Artista visual. Poeta. Periodista cultural. Investigadora Social. Gestora cultural. Curadora. Licenciada en Periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Mesa (Perú) y Magíster en Escritura Creativa por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina). Tiene un diplomado en Creatividad Publicitaria y estudios en Filosofía y Creación Musical: Artes Tradicionales y Nuevas Tecnologías. Ha recibido becas de la OEA, INDES BID y Fundación Tallberg para participar en diplomados y encuentros de líderes sociales organizados en Brasil, Colombia, Estados Unidos y Suecia (2001-2006). Ha publicado los poemarios Yana wayra (Lima, Urbano Marginal, 2011), Mestiza (Buenos Aires, Ediciones del Dock, 2012), La mujer bestia (Maldonado, Trópico Sur, 2014), Yuyachkani junto a la artista plástica Zenaida Cajahuaringa (Lima, La Purita Carne, 2015), Perú (Buenos Aires, Buenos Aires Poetry, 2016), Comas (Buenos Aires, Añosluz, 2018) y Abro el miedo (Lima, Hanan Harawi Editores, 2019). Este último libro fue nominado en 2019 al premio Luces del diario El Comercio en la categoría “Mejor poemario” en su natal Lima. En 2021 fue reeditado en Argentina por Las furias editora y seleccionado para competir por el Premio Nacional de Literatura en la categoría Poesía. En 2022 ganó los Estímulos Económicos del Ministerio de Cultura del Perú para presentar sus libros Perú y Abro el miedo en festivales de poesía en España. El libro Perú ha sido reeditado en México, Guatemala, Perú y España. Su obra ha sido incluida en diferentes investigaciones académicas en Chile, México, Estados Unidos y Suecia. Ha sido invitada a varios festivales de poesía en Hispanoamérica y su obra ha sido incluida en diferentes revistas virtuales alrededor del mundo. Antologías de Argentina, Chile, Colombia y Perú han tomado su obra como referente de la poesía contemporánea en América del Sur. En 2023 Abro el miedo será publicado en Estados Unidos y traducido al inglés por la editorial Dulzorada. Este año dirigió el Espacio de Literatura de la Casa Cultural . Espacio de Arte Trenzando Fuerzas. Actualmente, dirige la editorial latinoamericana La Primera Vértebra y conduce el programa “La danza de las libélulas” para la platforma “La mula” en Lima, Perú junto al sociólogo y terapeuta Marco Del Mastro. Como realizadora audiovisual ha producido materiales diversos que han permitido la mediación entre los lectores de poesía y el libro. Entre los que que destacan: la música compuesta para el libro “La casa sin sombra” del escritor argentino Claudio Archubi; los videopoemas realizados para sus libros “Yana wayra”, “La mujer de la bestia”, “Perú” y “Abro el miedo” y para el podcast “Cuerpas” de la revista especializada en poesía “La primera vértebra”, así como para el ciclo de entrevistas a escritores latinoamericanos de la Casa Cultural – Espacio de Arte del Colectivo Trenzando Fuerzas. Entre los trabajos más importantes destaca: “Norte/Sur”.

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