Ava Cívico (Getafe, España, 1991). Poetisa trans no binarie, inició su periplo poético con la antología Vagos y Maleantes: nuevas voces maricas (Egales, 2019) y el fanzine Florecer será un crimen (2020) para posteriormente publicar su primer poemario Amen —a todos los hombres— (Flores Raras, 2020). En los últimos años ha participado en revistas literarias como Casapaís (Suelo quemado, 2022), (Desaparecen las islas, 2024) o Zéjel (octavo número, 2023), y en el fanzine Poesía para deci(di)r quién(es) somos, coordinado por Laura Casielles. En 2024 publicará el que será su segundo poemario.
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lo que se esconde tras el polvo
qué es la morada
más que tolvanera de descuidos
incrustados iracundos a los rodapiés
y esquinas polvorientas de esta estancia.
de la arena construí una casa.
dónde los cimientos que erigí?
por qué mis esmeros sepultados en la tierra?
de la dulzura tejí una colcha amorfa
con la que resguardar la soledad
del asedio de los ayeres delicados.
así oculto la amargura.
así obstruyo el pesar.
*
insistencia inútil a treinta y un grados centígrados
he repetido verso tras verso la misma cosa
de la ausencia y anhelo de cuerpo.
qué hay salvo vacío
de sangre y grasa
cuando muestras esquivas las caricias
entrecruzadas en telares de lino
que tejí impaciente
para ocultar los desgarros causados.
profundizo en las llagas
el hueco entre el mundo y estómago.
cuerpo y ausencia.
el yo y la nada.
*
balanceo en un sauce sobre el abismo de la nada
los ojos no alcanzan a ver mas el cuerpo
sabe del sobrevuelo tras los muros
de mi casa a medias.
en tierra agonizante de cien abismos
por los que despeño lirios y cuervos,
engarzo la cueva del misterio primigenio.
quién afila sobre lodo sus palabras?
quién arrostra por el valle tanta herida?
sin cicatriz, dolor hallo
al palpar los huesos salientes por mis hombros,
las llagas en color de sangre coagulada
contrahechas de fuera hacia dentro.
regusto herrumbroso mis labios
congéneres del veneno con que repelo
los aullidos de buitres que me rondan.
saben de mí que soy cadáver,
materia travestí putrefacta,
sin roce ni entraña.
no temo a la muerte,
temo que me encuentre sola.
*
