Pierina Pighi Bel (Lima, Perú, 1989). Trabajó como periodista casi 10 años, estudió el máster en Escritura Creativa en NYU y ahora estudia un doctorado en Culturas Latinoamericanas en CUNY, Nueva York. No puede escribir sin haberse lavado los dientes ni tomar desayuno sin haber tendido la cama. No quiere tener hijos, pero sí nietos. Mientras resuelve esa contradicción, vive con dos aves: Punkeke y Pekana, dos bolitas de plumas con voz de flauta. Vivió casi seis años en Florida, pero nunca fue a Disneylandia.
*
lagartija
la lagartija nacía y nacía
de las paredes
apenas una lengua, una cola, cuatro patas
ningún pie, solo se volvía una mancha
nacía y nacía la lagartija
de las mañanas
solo un vientre cremoso
ningún hombro, solo un reptil sin garras
nacía y nacía
de las toallas
nada más una espina dorsal y dedos como espátulas
ningún ombligo, solo un broche de cartílago buscando arañas
nacía, nacía, nacía
de las almohadas
miles de escamas
pero ningún hermano hermana para decir ven vamos a jugar…!
solo las esquinas esquinas esquinas de la casa
la lagartija nacía y nacía
de las cartas cerradas
apenas dos ojos grandes
ninguna anciana para mirarlos y decir qué ojazos lagartijita…!
solo la cama vacía, la radio apagada, el aliento que se fue, volando por la ventana!
*
Ente
Empieza como un nudo de dos pelos
negros, gruesos
de esos que se le caen a uno
se le meten a la boca
o se atoran
en la garganta
y uno carraspea.
Ese nudo de pelos crece
Suma más pelos
negros, gruesos
hasta que se ve como
uno de esos cúmulos de pelos
que se quedan enredados
en la rejilla de la ducha
y empozan el agua
o atoran la tubería.
El cúmulo sigue creciendo
sumando y sumando
más pelos
negros, gruesos, ásperos.
No importa si rizados o lacios
porque están todos enredados.
Aumenta hasta parecer
esas bolas de pelos
que se arrinconan
o se acumulan
en las esquinas de las casas
de las habitaciones
cuando uno deja de barrer
por mucho tiempo.
La bola de pelos sigue absorbiendo
más y más pelos.
Negros, gruesos, ásperos
cortantes, filudos
y la bola se hace
cada vez más densa.
Más compacta
más redonda
más negra
y ya casi parece
una cabeza
un tumor negro
de diez centímetros.
Ya desarrolla membranas
bordes definidos
vasos comunicantes
Segrega líquidos
produce vómitos
emite latidos.
No sé si está en la tráquea
en el útero
o fuera de mi ombligo.
Traga todo lo que encuentra a su paso
lo convierte en más pelos
Huele a desagüe.
Tiene un bigote conocido.
Una barba familiar.
Se peina.
Vive por tiempo indefinido.
*
cocodrilo
Un cocodrilo me mordisquea
como mascando chicle.
Como tiene todos los colmillos a la vista,
parece que sonriera siempre.
Me mordisquea
mientras me contraigo
me retuerzo
dejo de sentir las manos
los pies
me doblo en dos
en cuatro
sudo frío
vomito.
El cocodrilo me mordisquea lentamente
sonríe como un serrucho,
mientras me falta el aire
el cráneo gira como remolino
se me deshilachan los músculos.
Me molestan la luz, los ruidos, la voz de alguien.
Cállense. Apaguen el Spotify ese.
El cocodrilo me mordisquea como mascando chicle
y hasta parece que va a soplar globos.
Acabo como un trapo mojado
en el suelo, inconsciente.
Recién entonces el cocodrilo me suelta.
Se va sonriente despacio.
En el piso quedan las huellas de su cola prehistórica
De sus patas gordas, de sus garritas.
Así sabrá dónde estoy
por dónde volver siempre.
*
