Alfredo Lemon (Córdoba, Argentina, 1960). Abogado. Profesor Universitario de Filosofía y Derecho Constitucional. Ha publicado los poemarios: Eclipses, arritmias y paranoiasb(1983); Cuerpo amanecido (1988); Humanidad hecha de palabras (1991); Sobre el cristal del papel (2004) y 23 (2023).
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La rosa desnuda
Sólo quedará tu nombre deshojado en pétalos,
verbo de carne, gruta de rocío.
Los labios beben en la orgía del amor,
su herida.
El ser huye de un cuerpo como un tigre entre diamantes.
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Caen las monedas del I Ching sobre la mesa
Y de pronto hay más respuestas que preguntas
Vivir es rápido
La muerte, un largo pícnic
Las páginas no terminan fácil
La luz es el boomerang del ángel
El tiempo, una afilada cimitarra
Vamos a cazar mariposas antes del último timbre
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Confesión en tiempo de lluvia
La lluvia moja las ventanas de la casa.
El tiempo agrava la soledad del habitante.
¿Quién enhebra las notas de un violín melancólico
en la noche más fría del invierno?
La lluvia humedece los bordes del alma.
La luna entristece de sombras la tierra.
¿No sería mejor llorar de una vez para siempre?
Cartas que no se enviaron,
paraguas de pie en un rincón,
sombreros ensimismados,
pocillos con borra de café,
un baúl lleno de arrepentimientos y despojos.
El amor no ha llegado todavía.
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Vigilia en un viernes de invierno
Tres tomos de las obras completas de Freud sobre una silla
y una lámpara pálida junto al fuego de la salamandra.
¿Cuánto recordás los días?
Fui lo que fui.
La mente agita conjeturas, devenires, sortilegios.
Teje una filigrana de símbolos, heridas, ironías.
Un bosque de juguetes y una lata de galletas.
Las tribulaciones se ocultan en un baúl.
Desde el inconsciente los deseos movilizan sueños.
El olvido es un traspié de la memoria.
Fui lo que fui y pude.
Más de una vez quise huirme.
Saboreo con placer el pezón de un habano.
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Fake news
Sarcasmos, parodias, berrinches, chácharas.
A rodar la perinola y regodearse en el revoltijo.
Cuando la crueldad se concentra en una noticia
el odio se disfraza de humor
y se ríe a carcajadas de la buena fe.
La contemporaneidad líquida trajo la posverdad.
Los infundios confunden.
La maledicencia pulveriza la instancia en un instante.
¿Por qué nos aturdimos tanto en Babilonia?
La mentira esconde su cabeza como un avestruz.
De esa cáscara insípida no se obtendrá absolutamente nada.
Cualquier disparate cabe en un cucurucho.
Nadie se responsabiliza.
