Abstinencia, por Grazia Musumeci- E

Craww
Craww

Die Spur ist frisch und auf die Brücke
Tropft dein Schweiss Dein warmes Blut
Ich seh Dich nicht
Ich riech Dich nur Ich spüre Dich
Ein Raubtier das vor Hunger schreit
Witter Ich Dich meilenweit
Du riechst so gut
Du riechst so gut
Ich geh Dir hinterher
Du riechst so gut
Ich finde Dich
So gut
Ich steig Dir nach
Du riechst so gut…

Rammstein[i]

            Sus palabras y el oxígeno afilaron mis ideas; entré a la casa caminando con las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo conteniendo el magma que se apuraba en subir hacia mi boca con violencia. Las frases ardían acumuladas en mi cavidad bucal, me desbordaban. Lejos de halagarme,  sus promesas maldecían mis sentimientos y me tornaban agresiva como la furia de un torrente que se lleva todo a su paso porque ignora las leyes humanas. Me dolía saber que mis lágrimas alimentaron su ego; que viví encerrada en la celda oscura de sus intenciones, y que probablemente, intentaría domar mi ira en cuanto nos encontrásemos. La única opción que tenemos es la ausencia; uno de los dos debe marcharse,  y yo, no estoy dispuesta a abandonar aquello que me pertenece por herencia. El único intruso aquí es él.

            Mis pupilas precisan su objetivo en la terraza. Una sábana blanca lo esconde sin éxito, conozco sus formas de memoria y los movimientos de su cuerpo aun en reposo animados por su respiración. En otros tiempos sus besos me infundieron el aliento necesario para vivir; el néctar de su saliva me hacía rozar el pavimento, acariciar la hierba y me mantenía sosegada como la noche de un bosque secreto. Luego entendí que nunca nos conocimos; que las caricias no construyen la confianza y que detrás de una copa de vino pueden ocultarse mil patrañas. Mis sentimientos, en este momento, pesan cuanto los de una multitud alterada.

            Mi presencia no resulta difícil advertirla. Con un brazo mueve la sábana que lo encubre y fija su mirada sobre mí. No pierde la compostura y comienza a acercarse expulsando vapor por la boca, hace frío. Mis botas emiten la música de una rabia que no sabe contenerse. Me detengo, se detiene. Me quita los lentes de sol e intenta invadir mi alma a través de mis ojos. Mis manos continúan dentro del abrigo; me rodea con sus brazos, y por un segundo, su perfume me embriaga. Intenta besarme repitiendo «Te quiero».

            Libero mis manos y respondo a su abrazo. La hoja de acero inoxidable refleja el cielo, las nubes y los tendederos; la hundo profundamente en su costado derecho. Mi mano se humedece y de su mirada se desprende un «no entiendo» bastante preciso. Sin desenterrar el puñal, lo deslizo hacia arriba y un par de lágrimas se escurren hasta sus labios. Nos separamos, lo veo doblarse como un muñeco de cera bajo la flama de un mechero, deshaciéndose en silencio de la tarde. No siento nada. Me acerco al borde de la terraza y noto que el mar se tiñe de violeta y naranja. Huele a óxido y a salitre.

            El sonido de un golpe seco y metálico me hace saltar el alma. Un cuadro que colgaba de la pared abandonó su puesto sin razón aparente. El reloj marca las 6:06 y sé que no puedo continuar durmiendo.

 –

[i] La huella es fresca y en el puente
Gotea el sudor, tu sangre caliente
No te veo
Sólo te huelo, te siento
Te percibo desde muy lejos

Hueles tan bien
Hueles tan bien
Voy detrás de ti
Hueles tan bien
Te encuentro
Tan bien
Hueles tan bien
Enseguida te tendré…

 

=

Grazia Musumeci- E nació en Caracas en 1982 y aunque no los recuerda, vivió algunos meses de la Venezuela pre “Viernes negro”. Como a la mayoría de las personas les cuesta pronunciar su nombre y su apellido, la conocen como “Grasia Mitsubichi, García Musenetti” y cualquier mutación que parezca inverosímil. A veces siente que sólo ella y un pequeño grupo de alienígenas conocen su nombre.  Es licenciado y licenciosa en Letras. Le atraen los momentos que rompen con la cotidianidad, los eventos desafortunados y los delirios, pues eso que conocemos como “realidad” para muchos es una larga fiebre que no cesa hasta quemar la última neurona disponible. Le gustan los detalles y las emociones de las que nadie habla. Se define hipermoderna y vive buscando el camino.

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