
La sed de libertad
es más fuerte que el concreto de sus muros
y el hierro de sus barrotes
“Ignoraba que el vuelo del hombre
es más grande que el hombre”
Olvidaron que nuestras ideas
no caben en sus fusiles
que la desobediencia
se lleva en la sangre
que nacemos con la cuchilla entre los dientes
No sabían que nuestros cuerpos se vuelven de acero cuando nos rozan sus balas
El asfalto arde cuando nuestros pies lo besan
Somos uno con la tierra
contra el enemigo
para revivir a este pueblo
desangrado por la tiranía
y la maldición del oro negro
El mar se llevó nuestros miedos
El sol nos trajo la esperanza
el día nuevo
sin cadenas
El fuego se hizo nuestro amigo
la luna y la noche, nuestras confidentes
Somos hijos del combate
de la oscuridad
Somos el peligro
la amenaza a la injusticia
Los huesos dejarán de hacer nichos y paredes
Construiremos muros en la madrugada
con las cenizas que dejaron los incendios.
=
Gabriela Indriago Hernández (Caracas, 1996). Estudiante de Ingeniería Geofísica en la Universidad Simón Bolívar. Ha usado la escritura como único medio de escape desde el inicio del milenio. Primera vez que comparte las esquinas de sus cuadernos. Sin premios, fama ni publicaciones previas.