
Canción de egoísmo
Como la virgen loca
de la hamletiana corte…
– José S. Chocano
Y yo que en otoño la vi sangre de grial.
Cuando supe al desierto
tan infinito como el tiempo
le di un nombre
acaso corto
a los cuerpos que se vendieron a Sol
para convertirse en agua fértil,
donde la letra que es carne
se fundiera con la que se dice hueso
Diciendo ese nombre
que se aferra a mis labios
cuando el alba le canta a otra noche sin sueño
Diciendo—en pausas—que ser nadie—
es ser todos
Diciendo, sin fidelidad, las frases muñones
de un montón de platónicos
fetichistas nominales
que repitieron sus propios nombres
hasta que el olor a muerte
dejó de ser calmado
con una tableta de Valium
disuelta en coca cola
Diciendo de nuevo que no debo olvidar
para no dejar de ser
logré convencerme de despertar
para no morir en silencio
Recordé alguna vez
ser el padre de tu iglesia
Porque te amé entre la arena infértil
de cuyas nadas
se crea cosmos
donde las sideria son corona de paces inertes
Como un bufón recordado sólo en huesos
no te ofrecí
más que un cuerpo consumido por el gusano
de una canción que canta muerte joven
pero miedo al cuchillo
para luego olvidar tus ojos
y dejar tu templo
como la carcasa de una cucaracha
que muere a mediodía
Aún hoy, intento llorarte
porque entonces me llené de palabra
y ahora de silencios que llevan a nada
Pero lo intento, amor mío,
y no logro saber si eres
porque para mi llanto, no fuiste.
Y yo que en invierno la vi hecha piedra.
***
Poema escrito (a la fuerza) para Walt Whitman
Cantares de mundo
Cantares de república
Alma
Mente
Destino manifiesto
De nuevo hablo de ti
Poeta hecho Profeta
Te busco de nuevo anciano
en el monumento que erigiste a tu propia muerte
hecho de hierba
ya seca
I, now twenty one years of age
having known all too well
the very essence of Americana
Summon thee, old Whitman
Que ya hay quien te buscó
(¡te buscaron
Walt
Whitman!)
Y te
encontró llorando
al cuerpo muerto de la democracia
y te encontró, tras renegarte
para iniciar comercio contigo
y te encontró, escondido entre los congelados
de algún mercado en California
Pero yo recuerdo
que un niño preguntó
What is the grass?
Callaste
1
3
4
6
versos
y te esfumaste para siempre
en el aullido extático de dos águilas
Walt Whitman
Old Whitman
Who asked us to see the world through ourselves
Who got stuck in the endless enumeration of god and body,
and found them to be one and the same
Who longed for the impossible truce between man
and men
Walt Whitman
te busqué hoy
para suplicar que me tomaras como uno más de tus hijos…
Pero decidí
sólo anunciarte
que existo
y quiero seguir viviendo
y quiero seguir siendo
y quiero aprender a cantar
S Ó L O—C O N—M I—S I L E N C I O
S O L O—C O N—M I—S I L E N C I O
***
Esteban López Arciga (1994) es escritor y traductor residiendo en la Ciudad de México. Ha publicado sus textos en Círculo de poesía, Atomix y Río Grande Review. Actualmente estudia la licenciatura en Letras Modernas en la Universidad Nacional Autónoma de México, y trabaja como uno de los coordinadores de la sección en inglés de Círculo de Poesía donde ha traducido poemas de Efraín Bartolomé y Abigael Bohorquez a la lengua inglesa.