
Amor en los tiempos del santo
El monstruo no soy yo.
El monstruo son los otros.
EL SANTO “Vida obra y milagros”.
El amor no existe.
El deseo, la atracción, la retro-eyaculación;
Son hologramas que el universo crea
Para evitar la polución.
En la hora más muerta,
el viento helado que emiten los cuerpos
al pasar por las puertas
dictamina una sentencia de existencia.
Viento negro, ojo de lince, pájaro en mano
el mantra interminable de acontecimientos
revelando al espíritu y su azote,
en la espalda de la razón.
Mi película comienza mal…
mi película termina peor.
El sol salió y me cantó,
y la circunvalación terrestre
se a-cornisa y el yo grita como ahogado
en un filme de horror
interpretado por el santo y blue demon;
un cortometraje efímero de serie B
en donde no hay betty’s page
que lo eroticen y lo vuelvan divertido.
Las momias de Guanajuato se han escapado de sus catacumbas
y pueblan las avenidas,
Y a la bambificación del dulce alba
le escurre la ternura
como el moco infeccioso de la gripe aviar
que no cesa hasta causar la muerte.
Estamos todos jodidos
y la autocompasión no nos alcanza
para sacudirnos lo pendejo.
El amor no existe.
El alma se hiela
Y sus escarchas,
Son tan tiernas
Que hasta hicieran llorar a un hombre
entonando una triste canción
“Micaela, Micaela, que tú tienes algo mío”.
El tren va en camino a descarrilarse.
¿Lloras tú?
***
Francisco Alberto Gutiérrez González (Hermosillo, Sonora, México, 1989). Es estudiante de Lingüística en la Universidad de Sonora. Ha sido publicado en dos ocasiones. Una por la revista Hayaza No.20 (2016) del Departamento de Letras y Lingüística de la Universidad de Sonora y otra por la revista independiente Mala Palabra No.0 (2016) bajo el seudónimo de Mr. Muerte. También ha sido publicado en medios electrónicos como la revista El Humo (2016) y el blog de poesía Un 17 de marzo (2016). También ha colaborado en varias ocasiones en la organización y lectura de obra poética en el encuentro anual de escritores Horas de Junio organizado por la Universidad de Sonora (2012, 2013, 2015, 2016). En 2012 perteneció al movimiento poético sonorense “Los poetas del fin del mundo” con el que coexistió en inquietud literaria todo ese año.