
Todo abedul desea por naturaleza
alzar sus dedos hasta quemarlos
en la pupila enterrada de mi padre
o hundirlos en el cielo
escuchar song of myself en los labios de Dios
como corona blanca de los atardeceres
Pero cantar como ángeles
y no tener boca
éste mirar de madre
muerta por iluminar la luz
y desenjaular los pétalos de
un abril en castellano
mientras las ramas se cubren de siglos
Alzar sus dedos hasta quemarlos
en la mirada enterrada de mi padre
como recordatorio de su antigua unión
donde se gestaba la evaporación del mar
y mi cara reflejada en los cristales
de los autobuses cuando la ciudad muere al volver las canciones a su garganta
Hundirlos en el cielo
y escuchar song of myself en los labios de Whitman
la mañana de un sábado en el bosque
mientras nos conocemos en profundidad
al recordar simultáneamente
el principio de una canción
y el final de nuestra película
donde se ve un abedul de fuego solitario bajo la lluvia
A veces malinterpreto las palabras del ombligo
y se hacen dobles los horizontes
y espejean las mareas hasta borrarse
y el viento en el bosque no
eso solo eso
ser un puente entre el cielo y la tierra
convertir la luz en agua
y el agua en canciones frescas
como ese ir de manos
por veredas plazas y teatros
Oír a Dios recitando
a mí me canto y a mí me celebro
no hay un átomo en mi sangre
que no te pertenezca
invito a mi alma a relajarse conmigo
lo que soy no se rebajará ante ella
y ella tampoco deberá rebajarse
mientras tú y yo cruzamos un bosque de abedules
y te para ti qué son los abedules
y tú me una declaración de amor encarnada
y tú me pero Freddy adónde tan tarde
y te venimos de la noche y hacia la noche vamos
y no resistimos y nos lanzamos sonriendo
uno sobre el otro
en cada habitación de nuestro cuerpo
Todo abedul es una declaración de amor encarnada
un rayo de sol sensible
y soñar con el ruido violeta de los mares
y ver el exilio de las estrellas de barro
y estar en medio de la locura y la muerte
tambaleándome sensualmente sobre tus praderas
mientras la desesperación empuja nuestras ramas
hasta convertirlas en camelias o gemidos
como el himno de nuestro nombre
cuando la ciudad abre los ojos
y nos encuentra desnudos en un bosque de abedules
Un rayo de sol sensible
creciendo bajo un techo de vidrio
de siete a once de la mañana
en cualquier universidad del ruido
No es hora de llorar sino de leer los signos
pero no hay otra escritura que el viaje que nunca hice
o que no soñé que hice
o que quise soñar que hacía y no
pero ya no puedo ser ni desear nada
y aunque tuviera labios
y hablara como los días o las noches
y trasladase los ojos de un monte a otro
como hojear las páginas de un abedul
y celebrara la caída
y mi amor sobreviviera con agua de río
y mi camelia masticara amaneceres
y mi fuga se expresara con mi cuerpo
y lo que abrí en tu boca solo a ti pertenecerá
porque juntos labramos este instante
donde somos uno
este silencio
donde Dios y la tierra descansan de nosotros
O quién si no tú durante el atardecer en autobús
has lanzado los ojos
hacia valles anteriores al asfalto
y has oído un canto Añú
de cara al lago como ceremonia de muerte o embarazo?
y sucede que los edificios todos se transfiguran
en un bosque de abedules resplandeciente
y se detiene el autobús y estás abajo
y una muchacha con la que soñaste te llama en hebreo
y te dice que esa ciudad jamás será un oboe soplado con fuego
que Maracaibo es tan solo un punto en el horizonte
y que la santidad de Job no consiste en aceptar las pruebas de Dios
sino en perdónalo por ellas como hojas de neón ondulando en la noche
mientras tu corazón se refleja en los colores del semáforo
y suena un vals en la radio apagada
y una Amapola se sienta a tu lado y afuera la lluvia
y la Amapola tropieza tu Trilce y te qué significa Trilce
y tú bailas en la celebración de los arcángeles
o te esfuerzas por rebobinar tus sueños como una película
y qué significa Trilce y cuál el origen de todos los poemas
así una noche en autobús se transforma en una oda
así los ojos de la Amapola son un relámpago verde
así se desnuda una ciudad en los 45 segundos
que dura la atmósfera en cambiar de semblante
Ábrase ante mí la luz en mil espejos
hasta dar con el rostro que mis ojos esconden
como la proyección en el horizonte de una película
donde se ve un abedul de fuego mirándonos desde la tormenta
al sur del cielo entre Úrsula y Orión
un abedul llameante mirándonos con rabia
pero inmensamente bello como un vals de Shostakovich
anocheciendo con el mar en tus pupilas
Es allí cuando asciendo al techo de mi cabeza
y contemplo esta canción derramándose
sobre la ciudad como hojas de fuego
de un abedul totalmente lúcido
sentado ahora mismo en la cima de Escuque
transcribiendo song of myself en una caracola de río
para entregar un amor pulcro como un Venus recién cortado
a la prisionera de la sonrisa
a la fuente doble
a la mujer que nació embarazada
a la flauta del cuerpo
a la Amapola de los autobuses
a la media hora que duran los encuentros
cuando veo en cada uno de tus anocheceres
el comienzo sin fin de nuestra venganza
Entonces la película en llamas culmina
con Atenea diciéndonos en griego
que el olvido es la única venganza
y el único perdón
pero yo recuerdo cada hoja de abedul transpirada
de cada bosque abierto donde hemos estado
galopando el viento tras palabras de amor que nunca llegan
Así le digo a Eneas
que no es exilio su poema sino resurrección
porque el fin de nuestra exploración es el comienzo
y el fin de su odisea es otro abedul
donde será llamado rey o perro de la itálica ribera
junto a la cual estarás tú esperándome
algún día quizá en un recuerdo
y levantaremos un túnel de aire entre los corazones
y será nombrado con el resplandor de tu sangre
o el de tus ojos cuando noche tras año atravieses el Atlántico
verás mi escritura enlazar la cintura de las estrellas
mientras un tren de luz sobrevuela el océano
y tú dentro de él como tantas veces yo
lanzarás tus ojos hacia días
anteriores a la separación del mar y las estrellas
y un valle de abedules estará allí firme esperándote
¡Lo prometo!
Sí eso solo eso
y cumplidas las edades decir
viví de amar
y aunque ese era el viaje
jamás entraré al paraíso
pero ésta mañana lo imaginé
y sentí ganas de reír
y eso basta
***
Freddy Yance (Maracaibo, 1996). Narrador y poeta. Estudia comunicación social mención medios impresos en la Universidad Rafael Belloso Chacín. Reconoce la influencia de Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño, prefiere expresarse a través del cuento o el relato. Sus temas son variados y el estilo busca acercarse a la forma oral. Escribe impulsado por la necesidad, tanto de saciar la sed intelectual como de transformar lo subjetivo en universal.
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