Cinco poemas de Carolina Cedeño Carvajal (Ecuador, 1992)

Carolina Cedeño Carvajal (Quito, Ecuador, 1992). Artista escénica, escritora y gestora. Licenciada en Artes Liberales con especialización en Historia del Arte de la Universidad San Francisco de Quito. Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual por la Universidad de Castilla- La Mancha y el Múseo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Máster en Gestión Cultural Internacional e Innovación Social de la Universidad Complutense de Madrid. Recientemente lanzó su primera publicación, El amor fue un meteorito, un proyecto de escritura creativa y performativa con la editorial independiente guayaquileña Sociedad Anómica. Parte este trabajo resultó en la presentación de un performance visual y sonoro denominado “Clara” que se presentó en Casa Mitómana Invernadero Cultural y en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito. Es parte del colectivo Mitómana Artes Escénicas, colectivo que acoge a artistas en un diálogo plenamente transdisciplinar con el objetivo de investigar en procesos de creación escénica experimentales. Trabajó como productora para el Festival de Video Danza FIVER (Madrid), la Bienal de las Artes del Cuerpo, Imagen y Movimiento de Madrid y como coordinadora para Casa Mitómana Invernadero Cultual (Quito). Ha colaborado con numerosos espacios, proyectos culturales y artistas de Ecuador, Argentina, Cuba, España, Chile y Brasil. Ha asistido a residencias y congresos en Brasil, España, Argentina, Chile y Ecuador. Sus líneas de trabajo se enfocan en procesos de investigación y creación interdisciplinar y colectiva, y en la búsqueda de modos de producción colaborativos y autogestionados. En su práctica creativa le interesa investigar sobre la relación cuerpo-escritura y performance. Actualmente está por publicar el poemario Una niña grita en una casa que se inunda.

~

Matar a la familia
matarla para poder vivir para ser libre
para ser una
para llorar sus muertes
para irse con cada uno de sus cuerpos.

Yo quiero ser madre
tener unas manos amorosas
de las que asfixian
llamarte Isabel
o Margarita.

Yo quiero ser madre.
Una madre que ahoga.
Una tía que ahoga.
Una abuela que muere joven.
Una niña enamorada de su padre.
Una niña que grita
en una casa que se inunda.

 

 

Creo o sé
que estoy embarazada
de una niña dormida
que ha de salvarnos a todos
con sus ojos negros
que son los de mi padre
o mis ojos
que son lo mismo.
De una niña infinita
que me desgarrará la carne
que ha de rebasarme y matarme

no voy a pedirle nada.

 

 

Somos el placer de la canción triste
y repetitiva
el fin de un viaje inmenso
somos gruta y la casa de la infancia
que ya no existe
padre
eres elevación y fractura
fuego eterno y doloroso
la belleza de un grito
padre
mi padre
eres tierra verde y seca
Santa Ana y Santa Carmen
suave lamido de perro asustado
algarabía de salto desprendido
ausencia y aparición
río salado y extenso
como tus abrazos padre
como tus alaridos y caricias
alcanzo a tomar tu mano
aún en la vida que nos une
soy agua que se evapora en tu presencia
vasija de la que se desprende tu huella
cómo no adorarte
padre
cómo no amar tu muerte infinitamente aterradora
así los dos
juntos como niños
tomando la leche
de una misma madre
suave y sofocante
eres ruido y sal prieta
agua, mar, roca, bigote
juntos somos pisadas y aves rojas
animales incansables
e impacientes
ensordecedores y frágiles
estamos solos
padre
cuando partas no me quedará más
que irme contigo
desvanecerme como arrullo y como lágrima
hijo de los ceibos y del abandono
no me dejes
no me dejes.

 

 

Estuvimos juntas
descendimos siete veces
nos llamaron perras, patas
monte
sangre disuelta
agua hervida
somos el mal que la lamida aquieta
el contagio que el aire concede
el temor de las flores y espinas
somos músculo
virus y bacteria.

Fuimos pequeñas,
nos crecieron pestañas del color del fluido
aprendimos juntas el camino a casa
lamimos tu vientre con la delicadeza de la madre
tu bondad que aguantaba lo que el dolor aguanta
tú y yo fuimos la forma de la mancha
nos confesamos drama herida
rastro

y entonces tu aullido
el de la mandíbula rota
animal y miedo
leche y ruido
me hago grande
lloro ante tu presencia
ante el amor que nuestro patio ofrece,
te escucho dormir
niña pelo
colmillo.

 

 

Venías a mí para que te acariciara el lomo
y yo rugía
doblegada a tu espuma y a tu hueso
eres todo lo que ya no está
la puerta abierta por la que entra el vacío
eres la tormenta, la inundación y el siniestro.
Cuando nadie me ve
te llamo y te lloro
qué será que tiene el abandono
que nos deja siempre tan impedidos.
Déjame enterrarte animalito,
prefiero tu muerte,
qué puedo ser si no la pata torcida
el bramido de lo que ya no existe,
me imagino que así se sentirá ser madre
hueco infinito
reverso de una misma cáscara
manos enrojecidas y temblorosas
pavor rompimiento culpa.
Te quiero como se quiere a un hijo
sigo buscando en tu cuerpecito
alguna curva que me salve
arañazo mío
no puedo más que besar tu huida
si me dejaste es porque me amas
para que yo entienda lo que es
adorar al gato
a la perra y a la cabra.

Solo tú sabes porque escogiste
el final más atroz para una fiera.

~

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