Carlos Fernández Buedo (Albacete, 2002). Estudia Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Ha publicado en revistas como Caracol Nocturno y Casapaís. Le gusta mucho escribir poemas, pero muy poco corregirlos.
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sweet communion of a kiss
-The Kiss, Judee Sill-
lo primero que pronunció san sebastián justo tras ser asaeteado
(acaso todos los mártires, santa águeda de rodillas
con sus pechos goteando apenas si cortados entre sus manos
o santa lucía, palpando los nuevos confines de la oscuridad)
no fueron declaraciones apocalípticas de fuego verde
—siete sellos, siete trompetas, siete copas—
tampoco una súplica, mientras la carne se abría en su costado
ni siquiera un débil gemido de dolor
como gato enfermo bajo la lluvia
aquello que se escapó de sus labios fue un tenue “gracias”,
puesto que comprendió a través de la flecha hendida
(el contacto supone siempre una loción perfumada)
el vacío como herida irreconciliable
san sebastián
del colec. imago nostra
- m. Rel. traducir el perfil rugoso de la herida significó innumerables latigazos
santa águeda
de la vener. pop. agatha, sancta pectoris
- f. Rel. habiendo sajado, pellizcado y manado, un reyezuelo se ahogó en una gota de leche
santa lucía
de saber qué es la oscuridad, quizá del lat. sancta agatha
- f. Rel. no sabremos cuál es color de una zarza, la textura en la lengua de una manzana
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diez patriarcas bizantinos me miran desde sus tronos
examinan mi débil cuerpo
y me parten las frágiles muñecas:
no he pasado su examen
durante tantos años, la represión y la máscara
cubrí mis brazos con teselas de colores
que se fundieron delicadas
ninguna marca tendrá nunca
la belleza de aquella quemadura
¿por qué no hablar de la fuerza y la carne?
enseño los dientes a los iconoclastas
atesoro entre los brazos ídolos
[de oro; los inserto uno a uno
en una cavidad muy adentro del pecho
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