Tres poemas de Joan Manuel García (Venezuela, 1990)

Joan Manuel García (Coro, Venezuela, 1990). Editor en la Revista Literaria Madriguera. Segundo lugar en el concurso nacional de poesía joven Hugo Fernandez Oviol (2019). Ganador por unanimidad del certamen las formas del fuego de Monte Ávila editores (2020), autor del libro si pretendes regresa (2021). Aparece en múltiples antologías y perteneció a los talleres “los dictados” dirigido por Indira Carpio Olivo y “hesikhya” dirigido por Miguel Antonio Guevara.

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iv

despierto con las sombras de tu adentro. escucho que pronto pasará la guerra. y abrazo nuevamente la sonrisa que me salta. recurro al acto de traspasar el fuego; mi piel ya no se quema.

/ Milagro Meleán

 

 

I

Suelo detestar la manera en que lo que escribo me predice, cuando me di cuenta traté de iluminar mi escritura, trate de revertir el oráculo, pero no se pueden recoger las palabras cuando caen, cuando son liberadas y transmutan a una sinfonía similar a las olas, una día escribí “yo puedo hacer lo correcto, sacarme el corazón ardiendo e iluminar el camino para que vayas a donde llaman a tus ojos”, el día en que me saque el corazón comprendí que mi amor por lo digno no me resguarda del dolor, no tengo miedo a volver a incendiarlo, no tengo más que esa forma de ser, de todo o nada, pero aprendí a escribir sobre los árboles y el mar, y este corazón aún me predice.

 

 

III

Anotaciones sobre las matas de menta.

Esta planta crece en la constancia del goteo, su crecer se sostiene en la humedad que lo abarca todo, la inundación la pudre y la sed la mata.

Tiene un amor genuino por el sol y por la lluvia.

Reencarna cada que sus anillos vuelven a la tierra.

Hace poco me enseñó que lo muerto hay que cortarlo, su permanencia resta fuerza a lo nuevo que palidece arrastrando el pasado. La belleza está en soltar para crecer.

 

 

Poema de amor

 

Sé que te gusta el café sin azúcar,

el sushi tradicional,

los poemas de Mary Oliver,

una pintura de una muchacha masculina

arropada por ases de luz en el patio de la casa,

la hendidura en la ciudad en que supiste flore-ser,

sé que hay una herida sagrada en tus ojos

y que heredaste de las yubartas la canción con que el mar creo las estrellas,

que a veces estás a punto de romperte

pero de cada grieta te florecen monarcas,

sé que a veces hablas en suspiros,

y que habitas el presente

y que guardas certezas que me salvan de la muerte,

sé que la distancia es infranqueable,

que tengo de ti el olor de tu nuca

y el silencio del bosque en que nacen tus versos,

yo lo sé,

[no es menos amor el que se entrega en la renuncia].

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