Miguel García Ramírez (Ciudad de México, México, 1993). Escritor y fotógrafo. Autor del libro Poemas mal-habidos (Pez Ciego, México, 2020) y de la plaquette El corazón afiebrado (Granuja, México, 2022). Le han publicado poemas, cuentos cortos y ensayos en diversas revistas literarias independientes como Monodemonio, Ek Chapat, Escrófula, Granuja, Estrépito, Revista Tóxicxs (Santiago del Estero, Argentina), Revista Carcaj (Valparaíso, Chile), entre otras. Actualmente es estudiante de la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) e instructor de talleres de fotografía en Casa del Lago (UNAM).
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Carta de renuncia
Por medio de la presente
me dirijo a quien le quede éste saco remendado
que viene siendo la poesía
Sincerándome
alzando la voz por quienes nunca
leerán esto:
Los despalabrados.
Los muertos de hambre.
Los sin sitio. Las de ningún lado.
Por medio de la presente, les hago saber que renuncio:
A morir ahogado con mis propias palabras
A quedarme sentado mientras vuelven a saquearnos
A ser el hombrecito de la casa
Al diccionario aquel –caduco desde hace varios siglos-
Renuncio a las fronteras donde nos venden por partes
A los muelles donde moriremos ahogados
A cargar sobre mi espalda la culpa de los culpables
A mis frustraciones y a las de mis antepasados
Renuncio a suicidarme bajo una luna de hierro
-los muertos no escriben poesía*, las muertas en una de esas-
Renuncio al silencio
…
Renuncio al silencio, benefactor de los injustos
de los pederastas
de los enfermos porque quieren
de la complicidad de los pobres
Renuncio
para no darle al sistema la satisfacción de echarme.
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Día de asueto
No espero nada de la poesía
es como esperar algo
de Dios, de la Filosofía,
de los libros de Historia Mexicana
Mientras los perros mueren leprosos
y hambrientos:
yo escribo,
atiendo a la noche,
le dejo la puerta entreabierta
para que pueda
atacarme por la espalda
Pero la poesía es peor que un desfile militar:
deja las calles sucias,
deja el silencio hecho un estruendo insoportable,
te deja en una sala de espera donde nadie llegará nunca
para decirte:
lo sentimos mucho, hicimos lo que pudimos.
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Calaña
I
Esos que trasforman la desventaja
de amanecer con 4 goles en contra,
que barren la podredumbre
errática del sistema,
que se miden la fiebre
a través de 1 mejilla pegada a la frente,
que se curan la viruela
con 1 té de miel y bugambilias
Esos/esas/animales rencorosos:
flor perenne/heroica/antipoética:
Aquí nos tienen:
juntando el cambio para 1 trago más,
1 fumada más,
1 caricia furtiva antes de despertar
y caer en la cuenta
de ésta resaca culerísima de números y ausencias
II
Parece que todo ha terminado
Pero no es cierto
Pego la frente a mi corazón afiebrado,
le cuento sobre las veces que nos confundieron
con la humanidad entera -pero ni al caso-,
le pongo 1 película donde ni 1 solo personaje llora
ni paga la cuenta,
lo dejo tomar 1 siesta para que al despertar
pueda desde su mala calaña,
desde su reflejo inexacto y moribundo,
desde su terca-sutileza-tercermundista,
desde su antipoética condición de refugiado:
bombear y (re)sentir.
III
Esto no puede quedar así.
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