Un poema de Leonardo Javier Rivas Lobo (Venezuela, 1995)

Leonardo Javier Rivas Lobo (Valera, Venezuela, 1995). Graduando de la escuela de Letras, mención lengua y literatura hispanoamericana y venezolana, en la Universidad de Los Andes (ULA, Mérida). Forma parte de la primera promoción de egresados del Diplomado de Creación y Reflexión Poética promovido por la Fundación La Poeteca. Ha publicado un poemario, “Liminares y transversales”, (Ediciones Palindromus, 2022). Ganador en modalidad ex aequo de la primera edición del Premio Internacional de Poesía “Bruno Corona Petit” (2021), con su poema: “Mérida, 1988”. Obtuvo el 2do Lugar en la IV entrega del Concurso Nacional de Joven Poesía “Hugo Fernández Oviol” (2020). Obtuvo el 3er lugar en el I Concurso de Ensayos “Constelaciones”, organizado por el Departamento de Literatura Hispanoamericana y Venezolana (2019). Finalista del 6to Concurso Nacional de Poesía Joven “Rafael Cadenas” (2021). Ganador de una mención honorífica en la V Edición del concurso “Descubriendo Poetas” (2021). Poeta seleccionado para las antologías: «Ant[rop]ología del fuego Vol. II», «I Premio Internacional de Poesía Bruno Corona Petit. Antología Poética» (Ediciones Palindromus, 2020 y 2021. Santa Ana de Coro, Venezuela), «6º Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas» (Autores Venezolanos, Banesco Banco Universal, Fundación La Poeteca y Team Poetero, 2021. Caracas, Venezuela) y «Poesía del Estero» (Bellas Alas, 2021. Santiago del Estero, Argentina.). Poemas suyos han aparecido en las revistas digitales: «Liberoamérica» (Argentina, 2021), «País de papel» (Venezuela, 2021), «Kametsa» (Perú, 2022) y «Casapaís» (Uruguay, 2022). Reseñas y ensayos suyos suyos han aparecido en las siguientes revistas digitales: «Madriguera», «Revista Actual», «El Cautivo», «Papel Literario» y «Cárcava».

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Avenida 16 de septiembre

Tarde he venido a querer ser alguien.
Hablar desde este resquicio de la historia
que todo lo cuenta y todo lo olvida, no es sencillo.
Esta avenida con fecha extinta
ya no es una flamante arteria de la modernidad cinética,
los baches y las alcantarillas sin tapa solo hacen evidente la pobredumbre;
este poema con fecha de caducidad
no es un canto magnético o una eficaz sucesión de versos,
le falta alegría entre la carencia, le falta músculo entre la hambruna y solaz en cada palabra;
esta fecha oxidada
es una que no quisieron olvidar los de ayer que ya no están.
¿De verdad necesitamos que otros nos digan:
la gloría nació este día?

[¿Quién me regala las buenas tardes?]

¿Dónde he dejado mi voz?
La vida es sonido,
pero no todos los sonidos promueven la vida.
Un disparo suena a muerte con estrambote en un grito o blasfemia.
Entonces, ¿será que la escritura sí resguarda la vida?
Un discurso es un llamado a la colectividad,
pero no toda la colectividad recibe complacida un discurso.
Pocos oradores o escribanos son ingenuos,
porque las palabras se usan, se empuñan y se afilan como barrotes o dagas también.
¿Mi voz dónde la he dejado?

[… Un bolívar que no enriquece ni empobrece a nadie…]

No hay páginas incólumes
todo lo que nos mancha también puede ser una palabra.
Hay sujetos que prefieren pedir limosnas a escribir
hay sujetos que optan por empuñar una pistola antes que leer un libro
hay sujetos que disfrutan formular leyes que otros van a padecer
hay sujetos que creen en lo que escriben a pesar de todas las lágrimas de los que no los van a leer.
No hay páginas incólumes
solo cuerpos dispuestos a herirnos,
amores por defraudar y miradas que extienden promesas sobre nosotros.

[Deme algo para comer…]

Si el agua subterránea se filtra por infinidad de capas
hasta llegar al suelo idóneo donde va a reposar;
cómo no voy a poder dar con el vocablo adecuado,
uno en el cual arrebujar mi vida, tu llanto, esa otra historia.
Es valiosa la insistencia, porque no se compra ni se vende en los anaqueles.

[Hoy salí del penal y vengo a pedirles una colaboración para viajar a…]

No hay país sin ciudades
No hay ciudades sin autopistas
no autopistas sin gasolina
no hay gasolina sin avenidas
no hay avenidas sin ciudadanos
no hay ciudadanos sin hogares
no hay hogares sin luz
no hay luz sin recursos naturales
no hay recursos naturales
¿qué haremos con el petróleo?

[… Mi hija se encuentra hospitalizada en el… por eso vengo a pedirles una colaboración…]

Quién va a escuchar a un sujeto
que proviene de un pueblo perdido en los Andes
es decir
la periferia de una periferia
literatura menor dentro de otra
voz atrapada en un pequeño país
devenido en dictadura
donde El-El Autor
es un cortesano
extravagante y simpático
con un corsé
debajo de su escritura aparentemente rebelde
quien se supone que debe escribir
solo de lo que ve más allá de su ombligo:
una ciudad alimentada por el petróleo y nada más.

[Ladridos consecutivos seguidos del siguiente grito: ¡Café, café, café!]

A ser alguien he venido tarde.
Ya no hay avenida, ni poema ni fecha;
oleaginoso país sin remedio, ¿cuándo dejarás de incendiar nuestro porvenir?

[… Y que mi Dios me los lleve con bien a su destino. ¡Qué tengan un feliz viaje de regreso a sus hogares…!]

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