
Yo quisiera salir corriendo y que fuera jugando
Yo vivía en una ciudad mamá
Y la ciudad no tenía nombre
Era un cuarto lleno de juguetes
Un jardín que se escondía
Entre los edificios
A veces era el estacionamiento gigante mamá
Y cuando necesité aprender a leer
Tuve un colegio
Y de pronto había estados
Y una cosa que llamaban fronteras
Aprendí que había gente que estaba
lejos, pero que tenía que ver conmigo mamá
que esto era más que una ciudad
que compartíamos la tierra
una bandera
y una canción
un nombre
Yo no sabía mamá que había más detrás
Del Ávila
Pero de pronto sentí un gusto inmenso
Porque imaginé toda la gente que la había amado como yo
Supe de otros lugares
Que también eran míos aunque no los hubiese visto
Y que este acento nuestro sabía bailar diferentes ritmos
que nos encantaba la masa redonda asada en budare
y que el cuatro no era solamente un número
Me di cuenta mamá que éramos un país
Y me gustó.
Pero entonces, también descubrí
que no hacía falta aprender a sumar
o a restar
porque aquí no alcanza el dinero
que alguien se sienta en una silla
o se para
o nos mira desde un balcón
y nos dice mentiras
las mentiras
que todos
toditos
todos
queremos escuchar
pero no podemos tragar
supe que la gente que aún no conocía
se moría
porque aquí matan
por accidente
por arrechera
por miedo
por quitarle a alguien un
par de zapatos
un teléfono
y pensé
mamá
que me gustaría haberme quedado viviendo
entre los jardines detrás de los edificios
donde no sentía que tenía que salir corriendo sino para jugar.
=
Gabriela La Rosa. Caracas, Venezuela (1993). Tesista de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello. Cuentos y poemas publicados en Errr-magazine y Revista Cantera. Primer lugar en el Concurso de cuentos Araguaney (2015) de la Universidad Simón Bolívar con el cuento Yo no quiero saber, publicado en la web de la Revista Ojo.
Magníficos escritos!! Hablan mucho de la vida! Enhorabuena por compartirlos!
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