He salido a ser chimenea para que tú me habites,
Me meso en tus recuerdos para que estés, aunque no estés.
Fumo y te alucino,
Te veo transmutar hacia la forma etérea del humo,
Resides en el soplo de mi boca;
Vuelas,
Te dispersas por todas partes para invadirme de muerte y resurrección.
Tu olvido me es inconstante,
Y tú; inmutable, atrayente, inverosímil,
Tú me eres pena y soledad.
Te absorbo lacerante.
Este cigarrillo sabe a tus labios,
A tu presencia,
A tu cuerpo blanco,
A tu cabello indócil,
A tus mano impetuosas
Y a la inmunda añoranza de mi boca en tu boca.
***
Natalia Montoya (Colombia, 1993)