
Auf Wiedersehen
III
Placeres físicos y dolores físicos.
Placeres de la ternura y el sexo
pero también el placer de comer pizza,
de bañarse con el vientre desnudo,
de imaginar una línea en las entrañas
blancas de la lejanía,
de escribir un poema feliz.
De que la mirada vaya madurando el sol,
de que el alma sea líquida
y el espíritu gaseoso.
Hay el día en que ingerimos el dolor
como una canica,
es más lloroso y pesado. Una herida,
estar sucio, las cosas que nos hacen estúpidos.
El dolor abre nuestra boca con las manos,
pecho descalzo, hombros y axila,
brazos y piernas, ojos y lengua.
Con el dolor viene el aguijón de la tristeza.
Vienen los pies desnudos. Vienen pájaros eléctricos.
Viene una sombra blanca y niña en la noche.
***
X. Las telarañas del corazón
UNO. Dibujas hojas que voy a tolerar. Llegas a otros,
sin otros. Dices: mis árboles te piropean con sus ramitas:
dices punto. Sigues viviendo sobre, dolor es aún. Ya sé,
ya sé, te entumeces más que una lágrima. Por la caída.
Trazas con sueño. Llegas a otro, no sin historia.
DOS. Por eso me llueven tus lapiceros de colores. Tus
lapiceros de colores son una polilla.
TRES. No comprendo los bordes del sueño, miro dentro
y amo la herida.
SEIS. (Aún no noviembre, aún no jueves, aún no día quince).
***
XI. Leo a Kostas Vrachnos
Leo a Kostas Vrachnos
que es muy joven
y no lloro.
Mientras leo se abre una puerta y se cierra,
el poeta griego siempre está
donde ocurren las cosas.
Dicen que si el viento no sabe cerrar una puerta
es que tú estás en peligro,
loba cayendo rendida en las ciudades.
Mi corazón también se cae, duele, está
a punto de estallar, se escabulle
en los brazos de otra.
Lee. Lee a Kostas Vrachnos sin un motivo,
porque lo que nos hizo daño no se pronuncia,
porque las lágrimas sencillas no se pronuncian
porque nuestro cadáver, tan abrazado a mis 2 codos,
nunca se pronuncia.
(De “Monelle, los pájaros”, 2016)
***
La gata
Desde mi cama
observo
a la gata
azul
malva
rosa
verde
a la luz
de un flexo estudiantil,
ella no sabe que está
repitiendo gestos.
Amo los momentos
con la gata,
murmura la
palabra: DICTADO,
elige el papel,
elige la pluma,
escribimos (finalmente)
sobre lo que habíamos
leído
en algún sitio.
Los ojos pardos de la gata
me dicen
que todo es real.
(Inédito en libro)
***
Amour fou
La muchacha enigmática,
la Safo
de mundo pajaril.
En una habitación de hotel,
acaricio con mi mano
su docilidad lírica.
Al fin tengo entre los brazos
giganta Amazona.
(Inédito en libro)
***
Esto es lo primero que escribo después de ver a gata
Gata ardiente se abre aunque la lluvia esté en el aire. Gata ardiente y café cruel, duro, tierno. Gata ardiente me asiste desde algún rincón oblicuo y me mira lentamente, laboriosamente, con magia y placer agudo dentro de versos aún invisibles. Gata ardiente machada de tinta. Gata ardiente revolución. Gata ardiente locos perdidos. Leemos y no leemos ¿ves cómo se congela a mi lado como un antiguo amor? ¿Gata ardiente acariciada?
*
Gata es de fiar, está ahí como el primer día de la creación observando con ojos de felina, como al otro lado del cristal, nuestras evoluciones, nuestro argumento, nuestras comidas, nuestro ronroneo y nuestra vacación del mundo. Mi mundo. Mi mundo es Gata. Mi mundo es su amor pulimentado o aula presente para darme manos a mí, movimiento de clandestinidad.
aquí mi amor es como grande y quieta ballena.
*
aquí mi amor me habla de sus clases, de la lección del día.
*
aquí mi amor me sonríe con los ojos y con la boca.
*
La gata es una bestia, dijo él,
cuando me mira
muy frontalmente a los ojos,
con su pata
en la mía,
con su sonrisa viscosa,
con su manera
de besar
artística,
con su problema de bondad,
con las calles que piensan
en ella,
con el dibujo de su rostro,
con sus proyectos indecisos,
con su desnudez
párvula,
lecho revuelto, amor perfecto.
(Inédito en libro)
***
El fantasma y otros haikus
El fantasma
Viene conmigo.
No sabe que está muerta.
Mas está en mí.
*
Cosas que nunca cambian
Tomo café.
Algún desconocido
viene y saluda.
*
La prisión
Abre los ojos.
Abre todas las puertas.
Indecisión.
*
Los amantes
Dile a tu novia:
“Vamos a ser felices
aun sin motivos.”
(Inédito en libro)
***
Miguel Ángel Gómez (Oviedo, 1980). Es licenciado en Filología Hispánica. Ha publicado poemas sueltos en diversas revistas como Clarín, Anáfora o Maremágnum y en la revista digital La ignorancia. Sus versos se incluyen en las antologías Soledades juntas (Círculo cultural de Valdediós, 2005), Perro sin dueño (II Concurso Internacional del Haiku, Universidad Castilla La Mancha, 2007) y El triunfo de la muerte (Pata negra, 2011). Finalista del premio de novela Casino de Mieres (2014) y del Águila de poesía (2015). Es autor del libro de poemas Monelle, los pájaros (Los libros del gato negro, 2016). Dirige un blog, El bosque de las últimas cosas.