
Cierto día Dios se presentó bajo la forma de un pájaro.
Los niños le mataron a pedradas.
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Entonces cerramos los ojos, la fiebre se pergeña, y es como si criásemos en los párpados una sima insignificante que imitase las formas de la muerte.
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Hay quienes dicen que las mujeres bautizadas con nombre de flor poseen órganos y arterias donde yo imagino nada más que matrices y estigmas.
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He visto a las hordas de Hamelín quedarse sin migajas, y esparcir por los caminos pequeños dientes arrancados.
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Pero en sus cuentos las sirenas eran muchachas con branquias y las manos palmeadas, y no había princesas, y si las había siempre terminaban descomponiéndose en sus catafalcos de cristal a falta de un maniaco que las besase en la boca.
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Ignacio Cobo nació en Santiago de Chile un 6 de noviembre de 1990. Es Licenciado en Literatura y actualmente se desempeña como editor, oficio que conjuga con la escritura y la confección de collages digitales.
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