
I
no recuerdo exactamente con todo lo que jugué
sin embargo era un chico raro disfrutaba dibujando
mapas estudiando mapas para luego dibujar mapas ficticios
basados en hechos reales disfrutaba especialmente con los bordes
de las fronteras las estudié todas disfrutaba especialmente con los bordes
de Galicia porque eran sinuosos y después amplié fronteras
disfrutaba con los nombres de los fiordos y fui aprendiéndomelos uno a uno
vinieron luego las ciudades rusas, los bosques, los dinosaurios
en alguna ocasión jugué con alguna muñeca porque tenían las piernas
móviles y podía realizar competiciones de gimnasia deportiva.
Jugué poco con máquinas porque las máquinas no estaban en mi cabeza
y porque mis padres compraron la play station uno cuando la dos no estaba
a la moda y jugué poco con máquinas porque mi profesora de viola me dijo
las máquinas piensan por ti ten cuidado o te pincharás las máquinas
son las zarzas del camino que se dirige al cementerio ten cuidado no las toques
jugué a aprenderme los nombres de todas las serpientes
aunque el Génesis y algún filósofo medieval dijeran que las serpientes
eran seres innobles jugué a querer ser una serpiente jugué mucho de pequeño
al escondite en la noche mientras nuestros padres bebían hasta las tres
de la madrugada jugamos a ser niños muy crueles aunque eso era algo más
que un simple juego: teníamos miedo de los niños más fuertes
y sin embargo les plantamos cara les golpeamos les hicimos esguinces
con todas las llaves de casa hice judo fui marrón como el otoño.
Jugué a leer sin mucha pedagogía con siete años Platero con ocho
la Odisea con nueve la biografía de Teresa de Calcuta la Biblia.
No sé de veras
con qué género jugué de niño
en pocas ocasiones con un balón pues me asustaban
y he de decir
era un niño torpe jugué a zapatito
blanco zapatito azul a la rayuela a coleccionar lombrices, babosas,
caracoles, zapateros jugué a cuidar de las gallinas con mi abuelo
jugué a recoger tomates judías verdes ciruelas
jugué cerca del pozo aunque tenía advertida la muerte
la muerte jugó conmigo cuando llamó mi abuelo y después se convirtió
en algo muy parecido, pero muy distinto, a los signos de puntuación
mi abuelo jugó a fumar hasta ahogarse llamó por teléfono
Rodrigo ponme con tu padre es importante
me muero
Javier
me
muero.
***
II
antes del Todo era un niño feliz y después fui un adolescente inseguro
parcialmente en Todo recuerdo que cuando Todavía éramos niños
doce años pero el cuerpo comenzaba a cambiar en clase jugamos
a ponernos notas los chicos a las chicas y viceversa.
Nunca esperé ser algo ligeramente por encima de la media
sin embargo el desprevenido hilo de la amistad dijo: seis.
la amistad tendrá mucho que ver
con la compasión la amistad no es ciega como la justicia
o como el amor que es ciego o como el abuelo que era ciego
la amistad tiene mucho que ver con la retina con su mácula
con la membrana de Bruch no hablo del compositor que tampoco
vio cómo lloramos cuando Alba hizo un guiño al concierto en Sol menor
porque Alba estaba muy enamorada de Marta y quería decirle
al mundo entero que era aquel conservatorio mugriento:
hago jazz pero estoy muy enamorada
de una violinista que tiene las manos diminutas.
El peor chico era más guapo que yo
y más guapo que todos nosotros
querían hacerle llorar.
Jugábamos a ser alumnos y también aquello requería
de adjetivos calificativos por ejemplo yo era de los mejores
sin embargo hablas mucho no atiendes no escuchas la lección
no respondas lo preguntas todo eres irritante.
***
III
Cuando vivimos dos semanas en Munich estuvimos borrachos
casi todo el tiempo fuimos a comprar al súper algo que comer
no teníamos mucho dinero salvo para alcohol y museos
y dije: soy padrino yo no quería porque creo que soy mal padrino
pero me hicieron padrino no lo pedí no entiendo el porqué.
Un padrino en caso de que un progenitor se ausente educa en la fe
al hijo pero yo no sé nada de la fe no he conseguido mover montañas
ni cuerpos a través del mío: jugué a desnudarme porque creo
todo el mundo ha jugado a sentir que es querido y ha salido herido
aunque dé vergüenza admitirlo en un poema
porque sólo en un poema es muy vergonzoso decir que tú y que yo y que todos
hemos jugado a quitarnos la ropa parcialmente seguros
parcialmente felices parcialmente excitados parcialmente hemos jugado
con los bordes de los cuerpos romos parcialmente nos ha gustado
la arista: tu cuerpo es como la costa gallega, ¿no ves? esto es tan bello
tienes un abdomen precioso dónde leíste que los abdómenes preciosos
son octaedros son hoteles alemanes donde nos colamos para darnos una ducha.
No había juguetes sólo para chicos juguetes
que salen en los artículos periodísticos de los dominicales
porque son muy importantes como la Biblia hace once años
son primordiales para todas las madres
(siempre antes las madres que los padres ejercicio
que se invierte para cualquier otra función personal)
y todos los padres de este mundo cuarteado con regla minuciosa
regla de geología regla ortográfica regla de las tres erres
un juguete consentido por la norma un juguete que sirva
para jugar de modo que no destaque en nada.
Me gustaría decirle a mi ahijado que con cinco años jugaba a pasar
las hojas del periódico y leer en alto los titulares.
Creo
estoy seguro
esa es la razón única de tanto desastre.
***
IV
No digo lo que quiero decir quería comprarle un juguete a mi ahijado
en Munich pero no tenía mucho dinero porque también quería beber
y el día anterior habíamos robado muchas copas en un antro
y nos habían dicho: eso no se hace devuélveme lo que tienes en la mano
quería encontrar un juguete no relacionado con el género
dudando sobre si le gustaría dudando sobre cómo se dice en alemán:
tiene tan sólo un año dime hay sonajeros
programados genéticamente para niño y para niña
le hubiera regalado lo único que sé regalar
y que regalo
un libro
sin embargo compré un gorro azul
cuando lo llevaba en la bolsa me pareció demasiado celeste
no permitían devoluciones
al rato me sentí profundamente orgulloso
era el gorro perfecto era un gorro raro.
***
V
hace unos meses un periodista de pacotilla escribió basta
dejad de torturar a los niños con vuestras polladas hippies brasas
las preferencias de los niños y las niñas son innatas
y yo también escribí un texto muy largo que leyó mucha gente pero que después
me pareció pretencioso porque tan sólo se centraba en hundir dialécticamente
a un periodista de pacotilla y quise tirarlo a la basura
pero ya lo había leído mucha gente entonces me di cuenta
lo moralista que sonaban mis palabras lo profundas lo solemnes parecía
un cura de esos de pacotilla a los que de pequeño había que atender
para que papá se sintiera orgulloso sin embargo ahora después de leer
mi texto no hace otra cosa que gritar maldecir golpear objetos: estoy enfermo
debo enseñarle cosas a mi ahijado cosas profundas del alma
pues bien el corazón es un objeto más el corazón es una bomba mecánica
que achica el agua de los órganos y que se necrosa y que falla
necrosis coagulativa nunca licuefactiva nunca gangrena nunca necrosis grasa
Debo olvidarme de todo esto debo estudiar mil páginas para mañana debo
obtener matrícula en Microbiología y Parasitología Médica
debo dejar de responder a periodistas de pacotilla.
***
VI
he venido a darte un consejo ahijado:
no regales nunca a nadie nada
los regalos son una argucia más del sistema capitalista
no regales una palabra bonita porque el sistema se alimenta de palabras
bonitas no escribas poemas no crezcas o crece mucho
si quieres crecer supera el metro setenta y nueve aprende inglés
no hagas como yo no estudies tanto para después no saber qué regalar
no estudies genética la genética es algo que no se estudia que está
en las bocas de todos nosotros y con tu maldito espíritu la genética es maleable
como la teología como la metafísica como las teorías políticas la genética
es tan compleja tan fortuita tan desagradecida que te sacará los ojos
he venido a hablarte de daños escolásticos y no escolásticos
y el efecto fotoeléctrico y el efecto Compton y radiobiología
pero creo que aún eres pequeño así que sacaré el gorro azul claro de la bolsa
y te lo pondré entre las manos aunque aún seas pequeño para entender
aunque aún no pueda decirte nada de nada aunque aún no pueda
aunque aún no aunque pudiera o pudiese aún no aún estás verde en esto
y en lo otro tu carne aún es tierna
no escuches la ópera de Wagner
es una auténtica pérdida de tiempo.
***
VII
quisiera un mundo para ti donde pintar tus uñas darte muñecas y cocinas
permitirte cuidar de un perro (nunca un gato los gatos
dan alergia toxoplasmosis angiomatosis bacilar larva migrans
tiñas tularemia lástima cuando la vecina los envenena con matarratas)
jugar a los camiones y los trenes que vuelven a los superpoderes
fuera posible quisiera un mundo para ti sin enfermedad para así
no tener que prometer el amor en la salud y en la enfermedad
ahorrarte el dolor de la misma forma que papá y mamá ahorran para pedir
un crédito de la misma forma que ahorro fuerzas para perderlas bailando
gritando bebiendo girando y demás ristra de gerundios que ocultan
un significado psicoanalítico: no queremos la vida
quisiera un mundo para ti donde quisieras la vida tanto como quiero
a Dostoievski o a Kundera quisiera decirle a Kundera que me gustaría
hacer el amor con él sin que nadie sospechara de gerontofilia
quisiera un mundo para ti muy distinto un mundo sin microbiología
y parasitología médica sin conocimientos genéticos sin tabaco
sin gatos que den alergia sin ejecuciones de cosas que deben ser
por el bien de la mayoría quisiera regalarte algo que simbolice
que te quiero por encargo de la misma forma que viniste en cigüeña
te quiero porque otros lo han querido así quisiera un mundo
donde regalarte un poema que sirva de lección metamoral metapoética
metafísica metalingüística pero todo esto no es posible
porque estamos encerrados en este cuarto
nada objetivo
que quiere que tú y que yo y que todos los hombres y que todas las mujeres
que habitan este cuarto sin puertas ni ventanas
no veamos absolutamente nada
esto no es objetivo
pero hay alguien ahí afuera jugando con todos nosotros
y con tu espíritu.
***
Rodrigo García Marina (Madrid, 1996). Ha publicado la caricia de las amapolas ganador del Premio Saulo Torón 2015. Escribe para The Cultural.