Para ser los que quisimos
Para ser los que quisimos
necesitamos salir al campo
buscar las ramas
y encender el fuego
es necesario
reconocer las buenas zarzas
de las mojadas con la lluvia
es preciso
la sequedad del desierto
no hay abrigo para el viaje
y es justo
saber que del otro lado
el frío acecha al calor
que trajeron las promesas
Para ser los que quisimos
la condición es reptar en las palabras
clavarse las dudas con determinación
buscar sin descanso debajo del cuerpo
en la oscuridad de lo que no se dice
lo que quisiéramos olvidar
en lo que no se ve.
***
El deber y no la oscuridad
La que debo ser
abraza a pretextos de horas más largas
se entrevista con fantasmas en mi habitación
ve con mis ojos y me da por muerta
un contrapunto entre mis manos y la sucia reputación del tiempo
no pienso en emboscadas
si confunde al amor con la sombra de la lámpara.
Dentro de su capullo
bastidor por el que tamizó el vendaval del miedo
ha visto a trasluz
los huesos cansados que sostienen las dudas
No pierde el hábito de las rodillas en señal de plegaria
la traición de cambiar de lado en las discusiones
huele a bosques en la piel
y sé que me busca
en ese mediodía fatal del desierto.
Hay noches en que me alcanza con la verdad:
si han de atravesarme los años
qué sentiré un día rojo como el de hoy
la piel se mancillará delgada sin contenerla
habremos de ser por fin coraje
o para siempre el insomnio de la palabra que no dije
Aún puede ser una conquista
conmoverla con el ruido de la hoja que cae
en la costumbre de perseguir al furor como a un ídolo
enredadas en un mismo cuerpo
atadas por vendas funerarias de lealtad
Vamos a correr juntas bajo el sol eclipsado
aunque el precio sea el deber y no la oscuridad
aunque suponga un incendio infatigable sobre mis hombros.
***
Apátrida
I
Voy a volver con lo poco que traje
y si el amor que me salvaba
se termina en este punto
sobreviviré sobre las ruinas
que invisibles y de a poco
se llevan lo necesario
no habrá presagios ni truenos
para advertir la catástrofe
solo humedad en las grietas
un asesino silenciosos para juntarme
entre los pedazos de un espejo afilado
que no corta
para obligarme a sangrar lo que fui
II
Me repito
no es necesario
haber terminado la carrera
ni haber descubierto la forma
de desatar los días
quitaré en cambio el peso
de probar para luego dejarlo
con eso también nos construimos bisagra
con eso también estamos
más cerca de lo verdadero
como única respuesta
para todas las preguntas.
***
Marinés Scelta (Mendoza, Argentina, 1984). Es Profesora de Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Cuyo y cursa la Maestría en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires. Participa del colectivo de poetas mujeres Write like a girl! cuyo objetivo es investigar y difundir la literatura hecha por mujeres. Saber lo que se pierde fue su primer poemario, publicado en 2016 por la Editorial Peces de Ciudad (Buenos Aires). Actualmente reside en Buenos Aires, donde es profesora de nivel secundario.
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