Cuatro poemas de Yosie Crespo (Cuba-Estados Unidos, 1979) ~

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Secos los higos

Se habían secado los higos
y era esa pólvora de caracol que era un oído
y era ese dulce arder de la boca
donde se habían secado los higos
de mi pequeño mundo
de un soplo efímero
sin hacerme morir
para aliviarme de la furia
del país de la casa del barrio del hombre de una mujer
y del pájaro que se llevó al país
con la rapidez de una sombra ciega
y uno crece
y ciertamente
no es un pájaro no es una luz
no es una lista interminable lo que llena la hoja
es un código es una vida son símbolos de sangre
a cambio de una muerte
es un vaso rebosante de olvido
es un sueño de esfinge de mujeres umbrías
es un llanto que cae sobre las hojas de los árboles
más viejos
yo pude haberlo entendido
pude haber roto con el aroma de lo que nunca había sido
qué es el tiempo sino una línea inflamándose de luz sobre un espejo
ese dramático rumor de los cuerpos en la dársena
ese impulso de lo que oímos a los lejos
no era más que el susurro de un pájaro perdido
-nos unía- en ese intento de fuga
en esa impaciencia de arrancar hacia dentro
lo que pende implícito y de repente me mira
y quise escapar de la mirada
pero ya se habían secado los higos
y adentro también el poema soterrado
desgarrando de la tierra sus raíces.

Lamento de ángel oculto ante revelación

Porque nadie es bello eternamente
ni bueno eternamente
ni pulcro ni sabio ni manso eternamente.
Porque nadie ama eternamente
ni arrastra su máscara eternamente.
Nadie pacta con Dios
ni soporta su desamparo eternamente.
Nadie imagina que la muerte
se convierte en la manera casual de aceptar las cosas:
porque eternamente es atroz el infierno de los desfallecidos
porque la sombra se esconde
porque se instala con éxtasis alrededor del camino el hambre
porque petrificada la piedra no vuelve jamás al consuelo
y el grito es largo, contagioso, inútil, vacío, angosto, podrido, absurdo…
Porque la soledad tiene estrías de ácido.
Porque la usura trabaja a favor de los lobos
que me condenan al abismo.

El paso del tiempo en la madera

Hay un pájaro púrpura que vive en mi interior
lo observo cantar blancos jaicús
mirando sin ansia su propia especie
hay un pájaro dentro de la carne solo
desdibujado por el olor del abismo
y en plena búsqueda lunar
es como si estuviese mudo o esperando
para quedarse en silencio
o es solo idea mía ese pájaro
que juega a no ser
cuando irrumpe de pronto en el oscuro azul
que le da vida o quizá le da más muerte
y no tiene sombras no tiene manos que sostengan
el paso del tiempo en la madera
tiene un hastío un dolor tiene una furia
un ruido un fingir de labios que apresuran
el grito que no llega nunca al fondo
y no termina de caer
y tanto párpado inquieto donde había infancia
y tanto hielo que rompe el calcio
de tiempos no vividos
algunas veces acepto su respuesta y olvido
que hay un pájaro oculto y otra parte de mí
que me une a la vida
entonces descubro que existes
en otro fondo en donde vuelo desnuda
y no me guardo del que me esquiva
y no me guardo del que me abraza
y es un mordisco de perro
es un murmullo un amor de mil años
que no causa la muerte
es una amnesia de cosas que están en uno mismo
y es un sorbo y una sed con perfil de antepasado
remoto.

Lejanía

Mis ojos no te han visto. Es el recuerdo
que he soñado de las llaves
sin tener cómo entrar o abrir la puerta
no era otra cosa que una foto imprecisa de mujer
en los aleros de algún tejado oculto
eran palabras en formación de algún extremo anónimo
haciendo tímidos sonidos o era yo
quien estuvo ahí
abriendo las ventanas y leyendo en el living
mezclando los sueños
como si fueran extraños tripulantes embarcados
de una ruta*
para romper la rutina
donde estabas antes.
mis ojos no te vieron
solo guardaban la imagen de un vacío
de armas hechas con páginas secretas
para sobrevivir o asegurarnos en el tiempo
que no había entre nosotros:
ahora no sé si volveremos
hay una higuera seca y otra vereda rota
y hay un aire de otro tiempo maldito
que se desplaza sin memoria sobre los días
¿de qué oscuridad procede?
¿con quién juega ese torpe torbellino del silencio
que nunca afirma nada?
¿qué buscará después?
he caminado sin ti
y no he encontrado en el fondo de los vasos la respuesta
ni la inquietante sospecha de la culpa
ni el alboroto de haber perdido todo:
tal vez quede en alguna parte otra pregunta
o una vida del principio o de este ahora
o siquiera el descuido posible de algún sitio
que nos habite en el recuerdo de algo vivo.

~

Yosie Crespo (Cuba/EEUU, 1979). Nació en Pinar del Río, Cuba en 1979, es una poeta y narradora que piensa en inglés y escribe en español (producto híbrido) textos en los cuales se encuentran las culturas cubana y anglosajona en un terreno que nunca es neutral. Se interesa por la relación dentro del poema de aquellos elementos que hacen hablar a un yo distinto del escritor que asume el texto.

Con Solárium obtuvo en 2011 el Primer Premio “Nuevos Valores de la Poesía Hispana” convocado por las Ediciones Baquiana y el CCE (Centro Cultural Español) de Miami, Estados Unidos. Ese propio año recibió Primer Premio del IV Concurso Juvenil de Poesía Federico García Lorca y fue Premio Internacional en la categoría de Cuento Corto en la Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina. Otro de sus poemarios Como si fueran grullas fugitivas resultó finalista del Premio Paz de Poesía 2016, convocado por National Poetry Series, en Nueva York.

Tiene publicados Solárium (2011), La ruta del pájaro sobre mi cabeza (Ediciones Torremozas, España, 2013) y Caravana (una pequeña versión publicada por El Quirófano Ediciones, Ecuador, 2015). Otra versión más amplia de Caravana ha sido publicada por la Editorial Letras Cubanas este año. Sus trabajos aparecen regularmente en numerosas revistas y antologías digitales e impresas. Reside en Miami desde los diez años.

2 thoughts on “Cuatro poemas de Yosie Crespo (Cuba-Estados Unidos, 1979) ~

  1. Reflejan mucha nostalgia y cierta amargura por una vida que pudo ser y no fue. Un monologo intarior, como todo poeta!

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