Dayana Villa (Caracas, 1989). Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Editora, redactora, librera. Actualmente vive en Lima, Perú.
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Pasaporte
Seguimos narrando, relatando, el horror migratorio.
Es una herida que nos atravesará por años.
—Documentos, por favor.
Yo no soy de este país.
Me faltan números,
acento,
la desconfianza de quien ha escuchado
bombas detonar.
Yo vengo de la luz del Caribe,
galopa por mis venas y se desboca,
en mi andar, mi prisa, las vocales que me como.
Me falta el paso lento, la exigencia inmediata en el discurso,
el avance hacia atrás.
Encarno mis propias antonimias,
las más salvajes contradicciones.
Yo no soy de este país,
el mío lo metí en las maletas,
con libros y fotografías.
Tengo historias de tiranos y bonanza.
A mí todavía los terroristas me gobiernan.
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La grieta
Los temblores empiezan dentro,
la cama, el piso, el agua en el fondo del vaso.
El miedo deviene en instinto.
Lo necesario:
los documentos, las pastillas, el gato.
Busco fisuras imperceptibles
para comprobar que no me he equivocado.
Algo está moviéndose, bien adentro,
con una fuerza inconmensurable.
Estoy atenta, a la luz y en la oscuridad,
esperando:
el estremecimiento, la avalancha, las lágrimas.
La grieta se descubre en la superficie.
Escapan la rabia, el miedo, la desesperanza.
La palabra es una sacudida
que transforma en su justa medida.
⁂
Centauro
Escucho el tropel de los centauros,
galopa en mi sangre su ritmo,
la idea absurda de libertad;
el instinto de la bestia y la ridícula cordura.
Es la palabra,
ella suena,
río desbordado.
Me invade la angustia,
deseo más fiereza,
correr desbocado.
Mi lenguaje debe ser flecha,
peste bendita que transforme.
Escucho el tropel de los centauros,
no tengo su equidad,
a mí lo simple me enloquece,
a mí la tristeza me invade.
⁂
Ciudad sombra
Y es que yo quiero tanto a mi Caracas…
Canto a Caracas
Billo’s Caracas Boys
Yo te quiero así,
valle,
chiquito,
de balas,
selva de concreto,
urbe caótica rodeada de una montaña.
Cantos de pájaros,
tordos,
sonidos de guacamayas.
Explotan tus azules frente a un gris que no cambia.
La ciudad donde creces es ineludible.
Te quiero así,
malandra,
con tus huecos y tus atardeceres,
con esos chaparrones que atontan.
Ante la falta de lluvia
te imagino con ella:
el olor a tierra mojada y caos.
Yo no te conozco tan bien,
a pesar de tus pocos kilómetros.
La violencia creó límites entre nosotros.
Pero lo que de ti conozco
tus fallas,
tus parques,
la magnitud de tu montaña,
tu arte cuando menos lo esperas;
lo poco que sé de ti
me estremece.
Eres cuerpo de mis vivencias haciendo sombra.
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Bonitos poemas. Gracias por publicarlos. La migración, nacer en un lugar, vivir en otros… “Pasaporte” y “Ciudad Sombra” me hicieron pensar en la canción “Movimiento” de Drexler:
“Somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes
Es más mío le que sueño que lo que toco
Yo no soy de aquí
Pero tú tampoco…
De ningún lado del todo y
De todos lados un poco”…
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