María Pérez Cordero (Huelva, 1988). Estudió Filología Hispánica en la UGR. Ha sido profesora de español para extranjeros y de lengua y literatura hispánica en España y China. Actualmente ejerce como profesora en Pune, India. Ha trabajado también como librera y gestora cultural y ha participado en las antologías “La desconocida que soy. Vol. II” (2018) y “Diarios de encierro” (2020), publicado por Índigo Editoras.
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I
fuera
hay un árbol del que no conozco el nombre
-la ciudad no es una revelación aún-
sobre él una ardilla funambulista
y los tres dedos de Rama en su espalda
un mosquito entra a la cocina
al mismo tiempo mi expiración sale
hacia una nube de contaminación
los pequeños fragmentos del fuego
en lo minúsculo hay intercambio
o hurto
un buzón rojo y un cartel:
“Driving lessons. Ladies only”
junto a él
un perro callejero tumbado al sol
su vientre un cerro móvil
una isla flotante cubierta de pulgas
dentro
estantes vacíos
-la casa no es una revelación aún-
convivo con un mosquito
que tomará mi sangre mientras duermo
una parte de mí seguirá su metabolismo
en otro cuerpo
un tropiezo contra el sofá
confundir los interruptores de la luz
sobre la cama un horizonte insomne
apenas
un mechón de pelo en la ducha
una ventana es una frontera
mi aliento un control de aduanas
todo paisaje un desconocido en la parada del autobús
⁂
II
[…]cuando nada me gusta más
que echarme, en el centro
en esta isleta en medio del tráfico […]
Kala Ghoda: Poemas de Bombay
Arun Kolatkar
vuelves hacia mí tu cuerpo manso y lento
desde ti me llega el calor del aire en el trópico
-¿los dioses no te veneraron? –
te miro
por eso vienes
sabes
que percibo tu deseo de ser tangible
percibes tú
mi prudencia contenida
ambos
algo propio en el hueco oscuro detrás de tus orejas:
el miedo compartido a que alguien
grite demasiado fuerte al otro lado de la ciudad
el silencio es el lenguaje más complejo
entre los indefensos
⁂
III
un niño parte con un machete
la piel dura verde ácida
del fruto
abre un resquicio para llegar al interior
a la pulpa blanda y dulce
alguien paga sesenta rupias por el esfuerzo de su brazo
y olvida
lo he visto hundirse en una pantalla
inclinado sobre los restos y las hormigas
ser con ellas uno más una fuerza motriz
el niño puede ver cómo un volcán entra en erupción
al otro lado del mundo
puede
asomarse a las coladas de lava que arrastran palmerales
en tiempo real
puede
quedarse dormido sobre la furia
mientras yo llego a casa
leo noticias sobre las formas de la ceniza
o guerras que amputan
y me pregunto
cuánta soledad cabe
en un cuerpo diminuto
qué sueña alguien que duerme
sobre una montaña de cocos
~
Sabes que todo lo que haces y escribes me gusta
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