Un poema de Aldo Vicencio (México, 1991)

Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991). Poeta y ensayista, estudió la Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fundador del colectivo Naufragio. Es autor de Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible (Casa Editorial Abismos, 2017), el videolibro Anatolle. Danza fractal (El Ojo Ediciones, 2018) y Púlsar (Ediciones Camelot América, 2019). Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias, como Punto en Línea de la UNAM y Tierra Adentro (México); Digo.Palabra.txt (Venezuela), Agradecidas Señas (Estados Unidos, México, Europa), La Ubre Amarga (Bolivia); Buenos Aires Poetry (Argentina), Santa Rabia Poetry y Kametsa (Perú); Una verdad sin alfabeto (El Salvador); Cinosargo (Chile), Low-Fi Ardentía (Puerto Rico), El pez soluble (El Salvador, Guatemala, Panamá y Costa Rica); Oculta LitpenúltiMa y Zenda (España), entre otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016), Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018), Luces tras la cortina (Ediciones Kametsa, 2022) y Entalpía. Muestra de poesía (Primer Festival de Poetas Jóvenes: Michoacán escribe, 2022). Ha participado en diferentes festivales y coloquios sobre poesía y literatura.

~

Lélape

(o el no-Toledo)

 

la tormenta caída     //

mi nombre me pasa,

y me pesa:

q u i e r o    j u g a r

 

aúllo, ululo; bajo como el perro de Ítaca,

con rodela y liana

[ ahuyento un bosque entero ]

 

   estoy frente a alguien

 

soy una cría, agazapada entre mis colmillos de tila

mis latidos sitiados son la suma original de todo lo susceptible

 

siete ojos en el frontal:

son mis dígitos grabados en los álamos

 

estampidas entre las ramas:

musgo helado, aliento críptido [ un ciervo salta del mar ]

 

// creo recordar que los dioses y los animales no saben que es la muerte

 

la mano edénica sostiene la brutalidad:

el mono y el toro, encornados,

   s e    l a t i g u e a n

 

// ésta es mi ludópata dicha  //

   los gramos de carne agitan toda mi lengua

[como estanque de pinzones en celo, aleteando en gloria eterna]

 

toda la zoología está postrada ante el furor de mi misterio:

la erudición del viento no retiene la nueva simiente de un río sin nombre

un erógeno impulso sin fin entre el silencio y las palabras

frente a mí el vergel irredento: las flores, las piedras, los animales, gimiendo mi presencia

 

[se insinúa la fiereza con la que el oro viviente seduce al agua y su reflejante desnudez;

el cielo, el paraíso, ya no son necesarios: puedo ser castigado]

 

la montaña arroja

al más inocente de los animales

la santidad es crueldad

 

la muerte levanta,

no arrastra;

defenestra mil hojas: es un fuego que no arde

 

siena en el pelaje,

uno a uno dardos que desgreñan:

c a r n e     p i c o t e a d a

t i r a s    d e s p r e n d i d a s

 

las vidas se revuelcan en un suero:

estoy sorbiendo mi propia sangre

 

gimoteo, estoy descarnado

 

olvido que el amor es invención

¿qué habré vencido al vaciarme de mí?

~

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