Biografía del gato de Cheshire, por Lorena Caraballo

d9e0b573fc601b184dd42e632046f96c
John Tenniel

El felino conocido como “gato de Cheshire” vino al mundo un 12 de septiembre de 1854 en el seno de una camada de seis crías. Su madre fue una gata mestiza cuyo árbol genealógico se rastrea hasta el primer minino de raza perteneciente a la realeza de Cheshire, mientras que su padre fue un gato callejero que emigró desde Northampton en una carreta de leche tras escuchar sobre la rica industria láctea del condado de Cheshire.

El Gato, quien se refiere a sí mismo únicamente por este mote, creció y pasó sus primeros años en casa del tercer dueño de su madre, un ocultista y matemático conocido bajo el nombre de Georges A. De Sèvres. Estudioso abnegado de la Física Cuántica y corrientes espirituales del lejano Oriente, De Sèvres desarrolló numerosas teorías asociadas a dimensiones paralelas, los medios para poder viajar a través de estas y, a la vez, mantenerse en la dimensión nativa.

A la tierna edad de medio mes, el Gato fue elegido entre su camada para formar parte de una demostración que el ocultista dio en su despacho frente a una congregación de aficionados y socios suyos. Aunque el propósito del experimento fue demostrar su poder mental para hacer desaparecer y reaparecer al animalito, De Sèvres creó un vínculo telepático entre el Gato y su persona, transmitiéndole sus conocimientos así como la habilidad para moverse entre dimensiones.

Tras este singular momento, el félido desarrolló una inteligencia y consciencia superior a la de su especie, aprendiendo a notable ritmo de su dueño aunque solo podía comunicarse mentalmente con él. Al crecer pudo aparecer y desaparecer a voluntad en distintos lugares del condado y del país, pero su curiosidad felina lo impulsó a probar suerte con otros planos de existencia.

Aunque no reveló los nombres de los lugares a los que viajó, el Gato comenzó a mutar: cambiando su otrora blanco pelaje por uno a rayas (un sistema versátil de camuflaje, en sus palabras), y desarrollando la célebre sonrisa que lo hace tan popular. Cada vez que llegaba a una nueva dimensión se presentaba como un felino “…de Cheshire”.

Finalmente, el Gato se instaló en una dimensión conocida como País de las Maravillas gracias a la obra del matemático Lewis Carroll, también oriundo del condado de Cheshire. En uno de sus “viajes” inducidos por opio, Carroll se extravió en esta dimensión y gracias a los consejos del felino pudo recuperar la consciencia.

En agradecimiento, el literato plasmó al animal en su famosa obra, lo que le valió notoriedad al Gato y le dio a conocer como uno de los guías interdimensionales más famosos y confiables, aunque estrafalarios, que existen.

Sin embargo, Carroll no fue el único autor célebre que ha conocido a este singular personaje: el icónico escritor de cómics y también inglés Alan Moore se topó con él por primera vez en su juventud al consumir ácido lisérgico, y se cree que le inspiró justamente a valerse de las historietas como formato para sus obras.

Otro nombre de interés es el también literato inglés Neil Gaiman, quien contactó en sus sueños al Gato cuando éste estaba “de un humor de perros” en sus propias palabras, creando así un felino cínico pero igualmente útil para su novela Coraline, que comparte varios elementos con Alicia en  el País de las Maravillas.

Aunque no se le conoce ninguna obra personal, el Gato afirma que a principios de la Gran Guerra, ahora conocida como Primera Guerra Mundial, deseó realizar una obra teatral titulada Un romance alemán en tiempos de guerra sobre el complejo amorío entre una doncella judía y un soldado teutón, antes y después de sus muertes.

En palabras del félido: “…se trata de una farsa que muestra los componentes más absurdos y más poderosos de los conflictos bélicos y las relaciones de pareja…” y que para los espectadores pudiesen entender estos aspectos “sin distraerse con romanticismos (…) solamente podrán ver la función mientras consumen sándwiches de salmón ahumado y pepino (hoy en día es permitido cualquier bocadillo para el té) y bebidas con opio o LSD”.  

En respuesta al por qué nunca escribió la obra o convenció a algún viajero que la adaptara en su lugar, el Gato respondió primero que en el País de las Maravillas nadie entiende ni le interesa conceptos como la Religión y el Nacionalismo, menos de “dimensiones foráneas y por ende, caóticas (…) como en la que viven los humanos”.

Con respecto a si algún viajero ha mostrado interés por la obra, afirmó con decepción que si bien a muchos les gustó la idea principal, prácticamente todos pretendían desviarse de la trama original “…agregándole tintes maniqueos, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial (…) y además, todos querían omitir los bocadillos y los alucinógenos (…)”.

Cuando se le preguntó al Gato por qué el uso necesario de psicotrópicos para una obra de teatro, si se pueden usar efectos especiales, éste negó con la cabeza. “Toda persona que ha crecido viendo teatro o cine está consciente de la falsedad de esos artificios; sin mencionar que, por lo general, los humanos solo pueden entender cosas más allá de sus primeras doce superficies* a través de una imaginación activa, meditación intensa o el uso regulado de psicotrópicos…”

El minino recordó que a finales del siglo XX, otro autor inglés llegó a visitarlo en sueños al quedar atrapado en el País del Espejo, una dimensión vecina cuyas leyes físicas son más complicadas para los viajeros. Este individuo creó a lo largo de los años personajes curiosos como un alienígena “cuyo aspecto parece inspirado en el Jabberwocky (especie de dragón nativo considerado extinto)”, un cazador de héroes “muy similar al Caballero Rojo que inició la Rebelión de los Tréboles” y, en recientes años, una pareja cuya historia sospechosamente coincide con la de Un romance alemán en tiempos de guerra. Se intentó contactar al escritor, identificado como Pat Mills de Colchester, pero este negó cualquier asociación con el Gato o los planos mencionados.

Cuando se le preguntó al Gato si tenía intenciones de dejar su tarea como Guía inter dimensional, contestó que para él no resultaba un deber sino más bien una fuente de placer, ya que “siempre resulta novedoso ver y escuchar lo que suelen hacer aquellos que llegan aquí, muchas veces sin saber por qué vinieron ni a donde van”; pero mencionó que está interesado en impartir sus conocimientos a seres en otros mundos, específicamente  a otros felinos. “Sin menospreciar las cualidades de los perros, los gatos somos una especie muy útil al momento de encontrar un camino o conservarlo; solo hay que saber cómo preguntarnos”.

Aunque no se sabe si el plan del  minino tenga efectos positivos o negativos en nuestro mundo, han surgido numerosos casos de personas en todo el globo, cuyas mascotas aparecen y desaparecen en reuniones familiares, frente a las pantallas de sus computadoras o televisores, e incluso sobre sus camas; en lo que los científicos han denominado “el efecto Gato de Cheshire”. Hasta ahora no se ha conseguido explicación alguna para este fenómeno pero es notable mencionar cómo desde su inicio, han aparecido personas catalogadas como extraviadas o muertas  desde hace muchos años.

* En las dimensiones del País de las Maravillas y el País del Espejo se dice que las cosas no tienen una superficie sino doce, y se requiere de un entrenamiento desde la infancia para ver más allá de ellas, el cual es practicado por todos los habitantes de estos mundos, desde los miembros de las Familias Reales hasta los ciudadanos comunes.

=

Lorena Caraballo. (Caracas, 1989) Técnico Superior en Diseño Gráfico. Trabaja en las áreas de Redacción y Edición para la revista Programación de la Fundación Cinemateca Nacional desde 2010. Ha realizado talleres de Literatura como Introducción a la Escritura Creativa de la Escuela de Escritores de Venezuela (ECREA) con John Manuel Silva, y El médico de los muertos  online con Enza García Arreaza. Twitter: @LoriMWriter

Comenta aquí ~