
Des-almadas
Yacen desnudas
como pétalos
contorsionándose bajo la lluvia
mientras danzan
entre cuatro paredes empolvadas
y saborean sus soledades
como saliva naciente
de una piedra envuelta en el paladar.
Esperando
gimiendo
y retorciéndose.
Sus bocas
sacan burbujas,
sus orgasmos
se llenan de arañas,
sus movimientos
se tornan epilépticos,
y sus pezones
se endurecen
con libidinosas imágenes
de otro universo.
¡Vaya invocación!
No hay rey
ni reinado
ni corona
ni tesoro
Sólo tumores verdosos
que con cada zamarreo erógeno
se expanden
en sus mentes sin mesura.
Esperando, gimiendo y retorciéndose
esperando, gimiendo y retorciéndose
se han vuelto esqueletos delirantes
esperando, gimiendo y retorciéndose.
=
Exilio onírico
Exiliémonos en el sueño del ángel lujurioso
y bailemos tangos ante torsos desnudos.
Que nuestras piernas sean las anclas de la desmesura
y nuestro espíritu una pérgola de rosas carnívoras.
Habrá una galaxia fermentada en el centro
gemidos eléctricos provocando estallidos
más dos corazones eyaculando todos sus latidos a la luna.
El esfuerzo llenará de gotas diamante nuestras pieles
y ni siete trompetas, ni siete demonios
podrán calmar nuestra luminosa transfiguración.
Seamos, por algunos minutos, inmunes a putrefacción
y exiliémonos en el sueño del ángel lujurioso
y bailemos tangos ante torsos desnudos.
=
En tus ojos
En tus ojos,
cementerios verdosos,
estancaría la evocación
hasta volver hueso mi pesar
Reposando incontables temporadas
dentro de tus óvalos de esmeralda
que deslumbran sobre el sol
=
Incendio
A centímetros de tu rostro
veo como dos meteoritos
se me acercan
y tras un beso
estrellan su núcleo
en éste cuerpo helado
incendiando así
mis días invernales.
Inmediatamente
mi existir comienza a arder.
No lo cuestiono
y con llamas en mis brazos
te envuelvo entera
parezco un universo
arropando a una
estrella aturdida
perdida en la infinitud.
Y tú, liebre entumecida,
no opones resistencia
y te dejas quemar
al mismo instante
en que ambos
lentamente
nos dejamos consumir.
Un rojo titilante
nos rodea
buscas mi boca
entre humo
de astros derretidos
y la encuentras
y la sientes
y la fundes
con tu alma;
encendida
como el crepúsculo
del génesis
que acabamos
de pintar.
=
Christian Hennings, (1994, Santiago, Chile). Desde pequeña edad lector empedernido, ya en su juventud un gran atracador de libros. Perro romántico adicto a las andanzas y al éxtasis del atrevimiento. Actualmente estudia periodismo en la Universidad de Chile y cuenta con diversos proyectos literarios en un corazón que anhela empapar la vida.