
Desde el anuario, miras con altivez,
A los ilustres desconocidos que te hojean.
Tú sabías que pasaría, como una descarga,
el tren del destino.
Yo no.
yo era, soy y seré el que te mira desde un punto lejano
atacar la diligencia
de pupitre en pupitre, anexando territorio
como un bello insecto,
bastaba un movimiento de manos un soplido
para derrumbarlo todo
y volver a empezar.
Al atardecer me sabía el número de tu ruta,
la cruz que interceptaba tu casa
para confundirme entre la gente
te buscaba en misa
en fiestas,
entre las mesas me volvía un objeto, un gusanito o
Una botella, solícita, llena.
Frenético, dejaba que el sol horadara tu piel, tus manos,
para meterme.
Para mí, para mis ojos, el dorado, la florida, todo era
Leyenda, pero tú no, tu eras real como París o la muerte,
te encontraría.
Pero no, nunca pude acercarme
siempre terminaba hablándote a ti
Conmigo, desde mi sombra.
Perdido, feliz, he llorado en el parque de las ninfas
toda la noche.
Cuando quisiste besarme, yo ya era
una mariposa para el océano
de mis catorce años.
Y nunca pude salir de allí
a recibirte.
Ahora en el anuario no me reconozco,
Muero en esa foto y en todas las veces que me retratan,
porque con doble nudo, me han colgado de un árbol
para que no te bese.
=
Francisco Israel López Martínez, nacido el 5 de noviembre de 1977, apasionado de la poesía, profesor de bachillerato en Puebla, México, estudié leyes en la facultad de Derecho de la UPAEP en Puebla. Maestría en Derecho por la Ibero Puebla, me gusta la literatura y no creo que el arte deba ser elitista.
Buen poema, la imagen nos remite a nuestros sueños más interiores y secretos, una busqueda de nuestro ser más genuino. J.A.C.E.
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