
Bolígrafos negros
3.
Observo mi reflejo inerte en tu mirada soñolienta y triste. Hueles a sábana barata y a saliva apresurada.
Te beso
y no sé si es tu frente o el sudor. Pero lo adopto…
…casi para pertenecerte más.
Mi rostro está impreso en la almohada: la testigo que salió más maltratada. Tiene una mueca dibujada con labial, un borrón hecho de rímel, una franja de algún fluido o tal vez sus lágrimas por estar sucia. Me lamento en silencio. Con ella y con todos los que tuvieron que presenciar una danza estruendosa e inexperta.
(De animales)
Cómo agarra el metro de regreso a casa una mujer que recién ha hecho el amor
Cómo se vuelve a quitar en la noche el vestido del que fue despojado al mediodía, durante el break para almorzar en horario de oficina
Cómo mira en el espejo su cuerpo desnudo antes de meterse en la ducha
Recreará las escenas con sus propias manos
Mirará sus senos con vergüenza
Se preguntará si habrá notado aquellas estrías que la atormentan
Se contará los lunares nuevamente para cerciorarse de que no dejó alguno en la mesita de noche,
o si él no se habría quedado con uno para agregarlo a su colección
de sistemas solares en miniatura…
Vacilará entre escribirle o esperar a que él le escriba
Se volverá hembra durante la madrugada
Se preguntará si en realidad pasó
Hará un parafraseo de recuerdos
Hasta llegar
Al
Ah!
Orgasmo.
2.
[¿Cómo observa el techo una mujer que está haciendo el amor?
Tendrá pensamientos insomnes
al mediodía
Pensará que fue ridículo combinarse la ropa interior
Pedirá sin abrir la boca ni los ojos
una frecuencia distinta
o la misma]
Creo que estoy en trance. Sueno a hembra. Huelo a hembra. Así me dices. Así me pides y yo trato de pedir y fallo. Eres un hombre púdico con los nombres que una idiosincrasia burlesca le ha asignado al sexo. Menos teta. Porque rompe y es sonora. Y tienes tu mano izquierda plenamente llena de la mía. Ya no tengo teta izquierda. Ahora eres el hombre de las tres tetas. El hombre con una hembra sonando debajo y existiendo en tus libros polvorientos.
[¿Cómo observa a su amante una mujer que está haciendo el amor?
Se aprenderá de memoria el color de sus ojos,
las palpitaciones de su sexo,
la crónica de sus gemidos
adivinará el undertone de su piel
las marcas de acné
los labios llenos
de su carne
y su aroma.
1.
No hay señal.
Llegas tarde.
[¿Cómo se muerde el labio una mujer que está por hacer el amor?
Adivinará los puntos cardinales
de un domicilio que no conoce
el color de la ropa de cama
el de su ropa
¿Cómo trata de no lucir impaciente una mujer que está por hacer el amor?
Estoy sudada, me vine en metro, caminé mucho.
[¿Sentirá una punzada infantil al sujetarse del tubo del tren
que está lleno de microbios
según mamá?
Pero ven. Tienes la voz ronca y eso tropieza con mi sobriedad.
Ya no existo en mí. Existo en la olla vacía que dejaste sobre la estufa. En el yesquero sobre el mesón. En el ejemplar anticuado de Tom Sawyer: verde, tapa dura, rayas doradas.
Soy una mujer sin espalda. Ya no tengo. Está en tu boca. Es parte de ti. Los lunares huyeron hacia la punta de mi pudor, como si pudiese salvarlos.
Pero se ahogan de desnudez al igual que el vasito de vidrio que me trajiste porque me viste acalorada. Aunque sigo sofocada, me dices. Me quedo callada. Me preguntas y callo. Si quieres que diga que es por ti, entonces es por ti, te digo. Y la pena me patea la parte de atrás de las rodillas. La pena es traidora y tú sonríes como si yo no fuera una muchachita impulsiva que está a punto de perder…
Y te advierto:
que soy libre y sólo mía.
Pero que hoy, debido al clima, a la dirección del viento y al artículo que salió en Gaceta al comenzar el día
puedo ser tuya.
Y que sólo las paredes, la filtración del techo y el piso de granito que debe tener un plano directo a mis nalgas, sean los testigos. Y tú me aseguras que ellos no dirán nada. Y me entrego. Como quien se rinde ante la muerte cuando divisa el borde de su hoz de juguete. Como si fuera algo inevitable. Como si yo no hubiese advertido eso sólo para mantener mi orgullo. Me entrego.
[¿Cómo se pierde una mujer que está por hacer el amor?
Se volverá a encontrar
en muslos ajenos
se volverá a perder
en un cuerpo que no conoce
que es el suyo
y no el de él
y se volverá a encontrar
si tiene suerte
El pudor, como los bolígrafos negros, lo extravío muy seguido.
***
Oficio [no tan] puro
Cómo camina una musa que recién ha hecho el amor
Cómo se desviste
cómo se lubrica
cómo arquea las cejas
antes de darse cuenta
que no hay salida
¿Acaso mirará su propio cuerpo vibrar o se dará cuenta que es uno ajeno?
Pensará en las ninfas de Renoir,
hará estudios antropológicos en silencio
mientras observa
la metamorfosis de hombre a bestia
del que la coge sin mirarla
y aprieta su pecho casi por instinto
¿Se sonrojará al hacer más ruido del debido?
Al observar, inerte, como una voyeur misteriosa
las reacciones alquímicas que sus propios fluidos causan en otro cáliz
¡Gritará sin más remedio con los labios que le quedan mientras los otros están siendo mordidos sin pena!
¡Oh, musa! ¿Ahora qué eres? ¿En qué te han moldeado ahora? ¿Ya eres parte de aquel edredón anticuado oloroso a sexo y a desaire?
Musa… Musa… Musa…
¿Te conviertes en orgasmo para salir de la boca de tu amante o te conviertes en amante para salir por la boca del orgasmo?
Pondrá los ojos en blanco para mirar dentro de su cuerpo
y verá chispas salir de sus entrañas
se ahogará en el río maldito del sexo a las tres de la tarde
mirará por el balcón y observará el vuelo del zamuro mientras la embisten por detrás
morderá la almohada o su consciencia…
musa mía.
Cómo se vuelve a vestir una musa que recién ha hecho el amor
cómo sorbe de su propia piel la victoria obtenida
cómo se rinde en la colcha
sin inspiración alguna
sin las ninfas de Renoir
sin ella dentro de ella
Cómo se lamenta una musa que recién ha hecho el amor
cómo se confiesa loca, confundida, perdida, exagerada, húmeda
cómo aspira el mundo una musa que recién ha hecho el amor
cenará con incienso y la luna
/en leo
Mirará las líneas de sus manos sin ver futuro alguno
besará sus cicatrices inundadas de sal
cómo se arrepiente una musa que recién ha hecho el amor
cómo se encierra en su cuarto
se vuelve invisible
/a pinceladas
Y llora.
***
Paola Assad Barbarino (Caracas, Venezuela, 1999). Nínfula desvergonzada con complejo de esfinge. Además de un par artículos que fueron publicados en una revista digital que cerró por falta de presupuesto, escribo poesía y cuentos. Hago teatro y autorretratos que viven censurándome pero que sigo publicando porque soy bien terca.
Me parecen unos poemas muy vibrantes, llenos de erotismo bien escrito, sin salvajismo….. gracias por compartir estos poemas
LikeLike
Esta es la mayor prueba de que Willy McKey no abusó de Paola Assad Barbarino. Por mucho que no estemos de acuerdo con una joven de 16 años manteniendo una relación con un hombre de 36, Paola vivía el erotismo desde temprano… En sus propias palabras se “combinaba la ropa interior” y “agarraba el metro” para “hacer el amor”; no se trataba de una chica abusada sino de “una musa haciendo el amor”, y en este país la edad de consentimiento (según el código penal) es de 16 años.
Ya entiendo porqué tachaba sus respuestas en las conversaciones con Willy, era sexting y toda esta movida fue una venganza. DEP WILLY MCKEY.
Publica los comentarios, Oriette. No borres. Explícanos cómo pasó de ser poesía en tu blog a un abuso sexual. No tengas miedo de decir, que “Pia” te vio la cara a ti también y ayudaste en el linchamiento del muerto.
A casi un año, aquí seguimos.
LikeLike