El amor es cruel y miserable.
Puede ser hermoso, cuando es platónico, cuando dura tres meses. Luego el amor siempre es cruel y miserable.
Lloras porque tu camiseta de Nueva York ha empezado a desteñirse.
Nadie llora por una ausencia, jamás. Tal vez, por la soledad.
Pero tú no eres el tipo de persona que llora por esas cosas. Eres el tipo de persona que no llora por nada. Y, sin embargo, un nudo se te coloca en la boca del estómago. Justo ahí, donde está el alma.
Y vomitas. Has vomitado el desayuno, ¿verdad? Y la cena de ayer, y la comida del mediodía. Pero lo negarás. Porque tú siempre niegas todo y piensas que tus cosas, qué más le dan a los demás.
*
V
El miedo ha llamado a mi puerta
a las tres de la mañana
y me ha despertado.
Soñaba con un mundo mejor.
Entre brumas de tabaco. Perdido.
Consumido en mi propio cuerpo.
Flotaba, recuerdo que flotaba.
Más de lo que lo hago despierto.
Mis brazos
y mis piernas
se separaban del resto,
como una excomunión
entre alma y carne.
Mi cabeza daba vueltas
entre hermosas mujeres.
Musas, ninfas aladas.
Vestidas casi sin ropa.
Desnudas entre transparencias.
Sentía calor,
como en un nido.
Y un buitre me alimentaba.
Me acercaba comida a la boca
cuando yo se lo pedía con un gesto.
El miedo ha llamado a mi puerta
a las tres de la mañana
y yo nunca voy a perdonárselo.
*
VII
Llevas la palabra infiel
tatuada en cada muslo.
Tu piel se eriza cuando la acaricio.
Si rozo el tatuaje,
sabes que está ahí por mí,
me quemo la yema de los dedos.
Busco dentro de ti alguna razón
a la que agarrarme.
Sólo alcanzo tu útero.
Está mojado. Me resbalo.
Suelto la mano
y vuelvo a salir.
La chica que mataba árboles
pasea con el abrigo
de una muerta
y un pecho al aire.
Va gritando papá.
Y resuena:
Nadie volverá a hacerte caso.
Nadie volverá a hacerte caso.
Cuánto costará ponerle un precio a la soledad
cuando la única compañía que te quede
sea todas mis miserias.
Me entristece pensar
en el próximo árbol
al que ates a tu perro.
La literatura nace de la angustia.
Ahora que te has marchado
he vuelto a escribir
***
Sergio Sauce nació en Madrid en 1983 y es periodista. Empezó su carrera profesional en El Mundo, primero en el área digital y después en la revista semanal Yo Dona. Más tarde pasó al Grupo Prisa, donde trabajó para El País, además de otras publicaciones. En 2012 fue fichado por Grupo 20 Minutos para crear un nuevo medio de comunicación. El resultado fue Gonzoo.com. ‘Redención’ es su primer libro.