Dos poemas de Ignazio Baietti (Venezuela, 1996) ~

house-at-dusk Edward hopper

Edward Hopper

No lugar

La yesca mojada escondida en el barrio,
prendió la casa en fuego.
Sonaron cuatro llamadas –hablamos luego.
Atiende el teléfono mamahuevo, esto no es un juego.

‘‘Todos tenemos un número’’ dijo un compañero de mi hermano;
fatal.
Yo tengo 48 (horas),
pero ya pasaron más de 300 sin dormir en mi cama.

Sonó el tren y no una guacharaca.
Cerré la puerta y no grité bendición.
Llegué tarde y no me esperaban.
No estoy en casa.

‘‘They have no idea what it is like
To lose home at the risk of
Never finding home again… (Rupi Kaur)’’

 Llevo tanto tiempo en vía,
(Las entrañas de Caracas, la casa en el campo, San Cristóbal, Bogotá,
D-C, hasta
N-Y-C.)
que la chaqueta se hizo almohada y el destino se tornó en tren.
A la Marc Augé.
Bienvenue,
gare: non-lieux

Apego 

La primera vez que vi a mi abuelo llorar me estaba cantando cumpleaños.
Cayó una lágrima sobre sus manos que se juntaban para aplaudir.
Tal vez fue el hecho de que su voz era la única que resaltaba,
o que tuvo que pedirle a la señora que lo cuidaba que tomara la foto
porque la gente no sobraba.

Había cantado al menos quince cumpleaños veintidós más en esa misma silla.
A un lado, sus cuatro hijas en toga sonriendo para una foto de grado.
Al otro, una terraza que por primera vez estaba vacía.

Un teléfono nuevo para usar una sola aplicación,
unos lentes gruesos con la sola intención,
de ver por la minúscula pantalla de televisión,
las togas,
los grados,
la vida que aquí no pasa.
(Unos veinte minutos de Wi-Fi e interacción humana.)

La quinta que hizo con sus manos:
el apego es,
su ataúd.

~

Ignazio Baietti (Venezuela, 1996)

 

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